Aves de la ciudad,
por Israel González
Como es natural, las aves viven
cómodamente en el aire. Los cables de la electricidad o del teléfono, las
cornisas, los techos, las antenas o los árboles son sus refugios habituales.
La altura, la luz, el aire es su casa.
En las mañanas chocan discretamente con los cristales de las ventanas.
Las escuchas aletear, respirar, caminar, murmurar, cantar.
Tórtolas, palomas, zanates, cuclillos y, ocasionalmente, colibríes se han avecindado sin mayores inconvenientes en la gran ciudad.
Mientras caminas en medio de la avenida las palomas celebran la llegada del día.
Ves cómo picotean la hierba de la luz.
Oyes su incomprensible idioma de murmullos.
Aún no se han bañando pues tienen todas las alas cubiertas de polvo.
En las mañanas chocan discretamente con los cristales de las ventanas.
Las escuchas aletear, respirar, caminar, murmurar, cantar.
Tórtolas, palomas, zanates, cuclillos y, ocasionalmente, colibríes se han avecindado sin mayores inconvenientes en la gran ciudad.
Mientras caminas en medio de la avenida las palomas celebran la llegada del día.
Ves cómo picotean la hierba de la luz.
Oyes su incomprensible idioma de murmullos.
Aún no se han bañando pues tienen todas las alas cubiertas de polvo.
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