Zozohua
Por Graciela Salazar Reyna
Este pasado 25 de noviembre, el mundo
celebró el Día de la no violencia contra las mujeres. En ese marco, la Comisión interamericana
de derechos humanos declaró que persiste la discriminación hacia las mujeres en
todos los ámbitos y que dista, significativamente, la legislación de su
aplicación. Llama la atención, asimismo, el informe del Instituto Nacional de
Estadística de México y de la Comisión
Económica para América Latina: Cinco de cada diez mujeres son
víctimas de algún tipo de violencia. U otro, de la Encuesta nacional de la
dinámica de relaciones en los hogares de INEGI: Cincuenta y cinco de cada cien
mujeres sufren agresiones físicas o psicológicas de sus parejas.
Habrá que preguntarse por qué perdura,
qué propicia y potencia la violencia. Desgraciadamente, no ocurre solo en
nuestro país. Indonesia ha tenido que disponer, desde 2010, de ocho trenes
especiales para mujeres, resguardándolas del acoso sexual que sucede en los
vagones comunes, durante las horas de más congestionamiento. En Colombia, más
cerca de nuestro espacio geográfico, crece la incidencia de mujeres quemadas
con ácido, como en India, Pakistán y otros países orientales.
Debe ser un compromiso, de cada uno de
nosotros, humanizar las relaciones entre hombres y mujeres. Reprobar cualquier
manifestación que festeje machismo y misoginia; porque las conductas se
reproducen, casi en automático, cuando están ausentes respeto y amor al
prójimo. En este sentido, es digno de mencionar la presentación de Pilar
Rodríguez Aranda en el Museo de la
Mujer , con su “Asunto de Mujeres”, enmarcada en los 16 días
de campaña en contra de la violencia hacia las mujeres y las niñas; conlleva
–dice Pilar- la necesidad de contar nuestras historias, historias de abusos, de
violencia, injusticia, pero también de placer, libertad y amor, sobre todo de
amor propio. Aquí, donde seguimos hilando.
Abrimos las piernas y las
cerramos /por miedo a que el destino nos traiciones /Abrimos las piernas del
primer amor /las cerramos a la posibilidad /de vaciarnos dando vida. /Nuestro
vientre misterio vacío /”en un principio todo era tinieblas” /Abrimos las
piernas, el hueco solitario /y húmedo, pulsante, en perfecto acorde: /la
sensual pared del universo a tiempo. /Le guiñamos un ojo a la pasión /callamos
el latido del instinto /abrimos la mente demasiado /a la libertad del macho:
/Cerramos las piernas. / ¿Cómo ser todo, tener todo /apoderarse de la vida,
para luego /en un abrir y cerrar de piernas /darlo todo? (En un abrir y cerrar).
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