jueves, 6 de diciembre de 2012

De Harina y Huevo, por Maya Lima


DE HARINA Y HUEVO, POR MAYA LIMA


DEL OFICIO DE POETA

Inicio la nota de esta semana con un post que me encontré en el muro  de facebook del poeta Roberto Castillo:
A propósito de la FIL y otras ferias pueblerinas: "extraño mundo el nuestro: cada día le interesan más los poetas; la poesía cada vez menos. El poeta dejó de ser la voz de su tribu, aquel que habla por quienes no hablan, se ha vuelto nada más otro entertainer. Sus borracheras, sus fornicaciones, su historia clínica, sus alianzas o pleitos con los demás payasos del circo." José Emilio Pacheco.
Este preámbulo me encanta, aquí les dejo algunas reflexiones acerca de las  actitudes de quienes pretenden, a su manera, figurar en el argot poético.

Escribir es un oficio que se aprende escribiendo, diría Simone de Beauvoir y obviamente agregaríamos, leyendo.
Leer poesía es una tarea que requiere cierto entrenamiento. Cuando nos acercamos a un texto poético apelamos a nuestra tradición lectora y esperamos de algún modo reconocer ahí algunos elementos que nos resulten familiares de nuestras lecturas previas. Cuando no sucede así, nos fascinamos por la novedad de la propuesta, hacemos un esfuerzo sincero por desentrañar los motivos, procedimientos y alcances de una cierta estructura de pensamiento, una disposición rítmica dada, la elaboración compleja de un discurso que nos resulta, por su extrañamiento, oro molido o en grano. El estilo es una característica que remarcadamente ha sido causa de encomio por diversas autoridades literarias, desde Aristóteles y Horacio, hasta Octavio Paz y José Gorostiza en sesudos comentarios y ensayos. Sin duda, estas aproximaciones al estudio del texto poético son una guía casi siempre segura para el análisis y el goce estético. Mario Bojórquez
Hay quienes piensan que la mala poesía no es poesía, quizá esto sea relativo. El mundo entero se hace de la vista gorda, el mal poeta pasa, aparentemente, desapercibido, pero la realidad es que los encuentros literarios, las mesas redondas y talleres están plagados de esta indeseable especie. Algunos siguen ganando premios, llenan los anaqueles de algunas librerías y ferias o forman parte de esas listas del top ten de los peores, peores, exponentes de la lírica contemporánea. Esto último se debería poner a consideración. El poeta Mario Bojórquez realizó el año pasado, a ojo de buen cubero,  la lista de “los 100 peores poemas mexicanos de autores vivos”, digo a ojo de buen cubero porque aunque incluía poemas que de verdad estaban pal perro, había autores que definitivamente no merecían este quemón ya que muchos de los criterios de selección, para éstos, no contaban con argumentos sólidos. Así se armó la campal y, con tremenda discusión en las redes sociales, muchos fuimos expulsados de la lista, pero de la lista de “amiguis” de facebook de Bojórquez por no estar de acuerdo con su clasificación.
Creo sinceramente, que se puede escribir un mal poema y no dejar de ser un buen poeta, que también se puede ser un buen escritor y un mal poeta, pero definitivamente no se debe considerar a un autor malo sólo por tener una desafortunada ejecución de un texto.
Pero, como dirían en la colonia Buenos Aires vámonos por partes; tampoco nos iremos a los extremos. Hay por ahí algunos “nuevos talentos” que tratan de justificar trabajos pésimos con aquella cantaleta de que su rebeldía los lleva a ignorar la tradición, la forma. Los que se la pasan leyéndose entre sí y piensan que los clásicos son pa´ limpiarse el cutiflais. Habrá que reconocerles que son temerarios pues están vacunados contra el ridículo, se presentan en los escenarios como si sus textos fueran verdad de dios, no tienen miedo a publicar ni a crear blogs donde hacen crítica literaria o política sin información y llenan las noticias de las redes sociales con  “poemas” que dejan mucho que desear. . ¡¡ Ah, bendita juventú!!
Queridos míos, no, la cosa no va por ahí. Diría el  maestro Félix Luis Viera (poeta, novelista y cuentista), el talento es como los ojos verdes, hay quien los tiene y hay quien no, a excepción de quienes gustan usar pupilentes, pero no por ello son legítimos poetas. El oficio se basa en un trabajo diario y exhaustivo, de autocrítica y humildad. De conocimiento, estudio, de disciplina. Donde las imágenes deben ser precisas, justificadas y se manifiesten de forma natural, como necesidad de una expresión  interior. Debe haber calidad en su contribución estética. Siempre, hacer un trabajo meticuloso. Y algo muy importante, tener claridad de lo que se quiere escribir.
Personalmente creo que dedicarse a la poesía requiere de un compromiso. No se puede ser sordo ante la cacofonía, inválidos en el ritmo, ciegos a la vacuidad y, por no querer ser mudos o figurar entre la banda, decir por decir. Como es el caso de estos personajes que están ávidos por ser poetas sin esfuerzo alguno y se han dado a la tarea de exhibir sus disturbios o historias personales sin la más mínima intención de transformarlas en poesía.
Las personas que no están realmente comprometidas con la literatura, quienes no se dedican de forma profesional a ello, quienes no han ganado un premio o están becados, tampoco tienen disculpa ante la composición fallida del trabajo que nos presentan en antologías o recitales. Pero “sorpresas te da la vida” dice Pedro Navajas y tenemos que soplarnos, muchas veces, las intervenciones de estos “nuevos talentos” que se las dan de divas, rock star, latin lovers y lo que es peor, de poetas.
No todo está perdido, la creciente parvada de malos escritores es necesaria. Cuál sería nuestro punto de referencia para considerar el nacimiento de un buen poeta, de uno sólo, si no fuera por los tantos y tantos chafisimas que encontramos a diario. Así que, no exentos de la crítica, de elaborar un mal poema o varios, pongámonos a chambear, (con ovarios, con huevos, según sea el caso) para crecer, para dignificar nuestro oficio con esfuerzo, con calidad. Y propongo, de muy mala leche, se encarcelen los versos libres de estos juntaletras, por malos, malos como la carne de puerco.

3 comentarios:

  1. ¿Han leído las porquerías de Bojorquez? bueno, yo no pude pasar de una que otra línea, lo que escribe carece de toda poesía, en realidad le hace un tremendo des honor a los poetas y por ende, todas estas quejas carecen también de sentido. Me explico; estos concursos son creados precisamente por gente que no tiene talento ni un llamado a servir a la causa poética, entonces el que quieran pasarle dinero a otra persona llámese escritor(a) esta completamente justificado, la poesía no vuela en los certámenes de belleza México. El Señor Bojorquez claramente está consciente de su total carencia de nervio poético y por eso mismo hace más ruido con sus comentarios y los artículos que hace con la pretensión de defender a la poesía, como si ella misma necesitase de defensores tan aburridos como aquel derrama tinta, su página de los cien peores poemas está repleta de gente que, como él, pertenecen al círculo de arribistas que pretenden hacer una "carrera" en las letras, y se la pasan viajando, dando conferencias talleres y un sin número de actividades afines a un programa político después de que deciden o se dan cuenta que la atracción que sintieron por la poesía era demasiado fuerte para ellos, el abismo los miró de regreso y se echaron para atrás como un niño asustado, esto lo digo por que he leído sus esfuerzos pueriles cuando erróneamente pensaban que la poesía tiene algo de democrático y cayeron bajo las redes del espejismo que las musas tejen para depurar y separar a los buenos de los pedantes. Los poemas del agente de viajes Bojorques sobre NY fueron escritos con una guía de turistas a su lado, yo viví en esa ciudad mas de 15 años y sus observaciones solo sirven para dar una imagen completamente superficial y carente de tuétano, no hay vida, misterio, humor, encanto, descubrimiento, provocación y/o elemento maravilloso para ni siquiera competir con las traducciones en las instrucciones y etiquetas de los productos chinos. En esto incluyo a Feasler, Cerón y los otros cien que el juez de tribunal del departamento del DF puso en su necesaria lista para pensarse encima de ellos, su total carencia de humildad, sinceridad y autenticidad le empujan como a un burro dormido a, con sus asesores teóricos de la poesía, criticar con la palabra los "peores" escritos de otros sonambulistas. Los panfletos del Señorito Bojorquez tienen el mismo efecto que la voz de Chabelo, construye sus palabras (y aquí le hago el único favor) con la mente bien puesta en los jueces de los certámenes de poesía que, en su mayoría, son mas burgueses que las descritas en el Polanco de Loaeza. Todos ellos escriben desde un pupitre y, si los leen con detenimiento sabrán que no tienen idea de lo que están hablando por que hablan de algo que no entienden, la forma del poema. La tienen para colocar palabras de diccionario y sorprender a gente que apenas sabe expresarse gracias al recato de su moral de atole. La soledad no quiere estar dentro de un alma como la del guía de turistas Bojorquez por que se aburriría de lo lindo y eso es precisamente lo que la poesía requiere para salir a pasear. Sus letras acomodadas con el tacto de un decorador de aparador de Sanborns, tiene el encanto de un bostezo de niño(a) aburrido de su propia sombra. Leedlo con atención y veréis que no os engaño. Todo el grupo de los peores escribe igual y no pueden mas que juntarse para hacerse sólidos, como manada de becerros temerosos de la fuerza por que sus espíritus de aceite quemado no podrían soportar el desamparo y el rechazo. Estoy completamente seguro de que cualquiera de ellos, si un día se encuentran o escuchan a un verdadero poeta, no lo comprenderían y se limitarían a tomar nota para luego incorporar, fuera de tono, lo que simplemente les pareció original y así hacer de sus derrames cerebrales un compendio de acomodos forzados para complacer al mercado y a los que nunca desean ver sin miedo.

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