miércoles, 29 de enero de 2014

La basura diaria, por Israel González

La basura diaria
Israel González

Desde que nacemos hasta que morimos producimos (¡vaya descubrimiento!) basura.
En el trayecto, eso que llamamos educación, por diversas razones, suele fallar y, entonces, arrojamos los desperdicios en cualquier parte menos donde corresponde: sobre el teléfono público, en las salientes de las casas, en el césped de la avenida, en la escalera que conduce a los apartamentos, sobre las sillas –cuando tienen- de los parques, en los arbustos o a un lado de ellos…
Es incómodo, una verdadera lata, cargar con la basura hasta encontrar un bote o hasta llegar a casa.

Mientras caminamos, comemos o bebemos y allí mismo dejamos todo, para la posteridad, seguramente.

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