lunes, 29 de octubre de 2012

La cultura desde Xochimilco Por Jaime Velasco Luján 29 de octubre de 2012


La cultura desde Xochimilco
Por Jaime Velasco Luján



29 de octubre de 2012


GRACIAS POR SUS CORREOS
"Después de Lucía", película mexicana que trata del "bulling" en una preparatoria preparatoria particular del  D. F., lleva la situación hasta el límite y nos pone sobreaviso de lo que viene en las escuelas primarias, secundarias y preparatorias; en las escuelas primarias de Xochimilco, por ejemplo, el bulling se practica a las niñas rubias de ojos verdes... El viernes, en el curso que tomo en la la Casa de la Humanidades de la UNAM, mi maestro habló de la vida de Oscar Wilde, más tarde nos envió por correo "El alma del hombre" donde el célebre dandy londinense habla de la abolición de la propieda privada y del derecho del hombre a ser feliz, es decir, a no trabajar para los capitalstas, esto no sería una novedad, sino hubiera sido escrito en 1890... Un libro que me obsequió un corresponsable de este correo, Jaime Suárez, se convirtió en un libro de poemas  ayer: "Lang Tang": descripción de una aldea junto al Himalaya, trabajo que me llevó 3 meses... En la escuela "Club de liones" está fallando la bomba de agua y no hay líquido en los baños, así que no huelen precisamente a rosas, por increíble que parezca, en Xochi no hay agua... El curso a profesores de la semana pasada "fue todo un éxito" (así se decía el siglo pasado), lo impartí a 7 profes en la mañana y a 30 profes en la tarde, hoy leí sus evaluaciones y "tuti contenti", los compañeros leyeron y escribieron durante 3 días... Ernest Hemingway dice, en "Fiesta", su novela acerca de la guerra civil española: "Hay que saber cuando no te quieren en un lugar e irte", eso le pasó a el técnico de Pumas y ayer lo fueron... La serie mundial, sin chiste... SEMANA BUENA     


sábado, 27 de octubre de 2012

La cultura desde Xochimilco Por Jaime Velasco Luján En la XII Feria del Libro en el Zócalo, por Arturo Texcahua


En la XII Feria del Libro en el Zócalo, por Arturo Texcahua

Santa Cecilia Tepetlapa, Xochimilco, 27 de octubre de 2012



Para que los libros de Trajín estuvieran en la XII Feria Internacional del Libro en Zócalo, llegué a la Plaza de la Constitución desde Santa Cecilia Tepetlapa, vía microbús-tren ligero-estación Taxqueña-estación Zócalo y después de dos escalas. 1. Estuve en el inicio de nuestro taller de crónica en el aula de capacitación de la delegación Xochimilco que tuvo a bien conseguir María, como parte del proyecto Crónica de una Celebración. Reunimos 15 alumnos, algunos estudiantes de preparatoria abierta, vecinos de Xochimilco y un instructor muy experimentado y comprometido con su trabajo: Arturo Navarro. 2. Tuve que pagar el seguro del auto. Ese viernes el sol pareció de primavera. Con una mochila repleta de libros llegué al  stand de Tonatihu Mercado y los acomodé en una fila destinada a Morvoz y a Trajín debajo de sus libros-objetos artísticos de editorial Lago (porque l’hago yo, explica Mercado). Muy creativo lo que hace. Mariana, la diseñadora y su novia, derrocha talento. Sus poetrapos fueron otra vez un éxito. Dejé los libros, y estuve un rato por allí, curioseé, comí y cuando regresé a Xochimilco pasaban de las ocho. Ya no pude ir a la apertura de la exposición fotográfica de Araceli Peralta, Un paseo por Xochimilco, que se presenta en la vicaría de la parroquia de San Bernardino. Solo abre los fines de semana.

A la feria regresé otros días, para ver si se vendían los libros. El lunes 22 Morvoz presentó Los amorvozos, con autores, modelos y amigos, y muchos asistentes. Bien, pero no hubo venta de libros. Problemas logísticos impidieron la publicación del libro. Nos acompañó Alejandra Galaviz, mi nueva amiga actriz, quien interpretó-leyó uno de los poemas. Éric nos invitó a celebrar el acontecimiento, pero yo no pude ir porque Tonatihu me había pedido el favor de que me quedara a vender mientras él iba a ensayar el espectáculo que realizaría el jueves 25. Me agradó estar allí un par de horas. Quizá si hubiera sido todo el día hubiera explotado como chinampina barata. El caso fue que a dos puestos de donde yo estaba se encontraba Jesús de la Peña y Carlos Chávez leyendo poesía a toda voz. Muy bien por estos chavos. Casi enfrente de ellos estaba Mónica Gameros y su cartonera. En esa carpa de las independientes había de todo. Por mencionar un caso, enfrente de mí estaban unos cuates que vendían libros esotéricos, de fantasmas y de extraterrestres. A un lado de ellos estaban unos seguidores de Krishna, con su atuendo anaranjado típico convenciendo o intentando convencer a todos los que se acercaban a ellos. Del lado izquierdo del puesto estaba un cuate al que envidio mucho, de a de veras, y cómo no, si es un autor que tiene casi 20 libros y dos o más ediciones de cada uno de ellos. Mario Cruz García, con quien tuve oportunidad de platicar. No lo he leído, pero debo hacerlo. Lo más interesante de Mario Cruz es que él mismo edita sus libros. Dice que su primer libro lo llevó a Plaza & Janes y lo rechazaron. Entonces decidió publicarlo por su propia cuenta. No se vendió. Pero siguió escribiendo y publicó otros títulos. Con el tercero empezó a vender y sus lectores a crecer. Hoy sus seguidores son miles y esperan con ansiedad su siguiente libro. Es toda una celebridad en la materia: literatura gótica. ¿Han leído El evangelio de los vampiros? Llegó tarde Mercado. Así que de pronto me sentí solo en la carpa de las independientes. Fuimos los últimos en levantar. Pero me gustó, porque Tonatihu es un individuo simpático. Debo decir que aproveché para hojear y leer lo que pude de su novela El mirón de la ventana no vio nada, casi la termino mientras lo esperaba. Todo lo que leí me gustó. Busca un lector exigente y curioso.

Estuve en el cierre de la feria, en la presentación que precisamente hizo Tonatihu de la editorial Lago. Hicimos cuentas, me pagó lo convenido y nos despedimos muy cordialmente cuando muchos ya recogían. Como en todo final, sentí un poco de nostalgia.


jueves, 25 de octubre de 2012

Travelling, por Israel González, 25 de octubre de 2012

Travelling, por Israel González,
25 de octubre de 2012
¿Palabra contra imagen?


Abundantes son las películas inspiradas en novelas. Una de ellas, reciente, en cartelera: Memorias de mis putas tristes, basada en la novela de Gabriel García Márquez.

A varios especialistas no gustó, según pude constatar en un programa de cine del canal 4 de la televisión abierta. Reprochan que el personaje principal, de 90 años, carezca de la riqueza que en la novela. A mí, que soy sólo un aficionado al cine, sí me gustó, pues no esperaba ver una transcripción de la obra literaria de García Márquez.

Cuando concluí la lectura de Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, supe de la existencia de una película basada en ella: Ceguera, de Fernando Meirelles, 2008.

Cuando la vi me decepcionó porque no encontré la profundidad de ideas que Saramago expresa en su novela. Pero me alegró, de algún modo, que no reflejara tal cual sus descripciones escatológicas:

          Pero ahora, ocupados como están todos los camastros, doscientos cuarenta, sin contar los ciegos que duermen en el suelo, ninguna imaginación, por fértil y creadora que sea en comparaciones, imágenes y metáforas, podría describir con propiedad del tendal de porquería que por aquí hay. No es sólo el estado a que rápidamente llegaron las letrinas, antros fétidos, como deberán ser, en el infierno, los desagües de las almas condenadas, sino también la falta de respeto de unos o la súbita urgencia de otros que, en poquísimo tiempo, convirtieron los corredores y otros lugares de paso en retretes que empezaron siendo de ocasión y acabaron siendo de costumbre. (México, Punto de lectura, 2009, 8a, reimpresión, pp. 138-139).

Es claro que la literatura y el cine manejan discursos distintos. Y que si como lectores y espectadores esperamos ver la novela transcrita en la pantalla, terminaremos siempre decepcionados. Reservémosle a cada arte su individualidad. Y advirtamos que debajo de la cinta, dice “Basada en...”



lunes, 22 de octubre de 2012

La cultura desde Xochimilco Por Jaime Velasco Luján 22 de octubre de 2012


La cultura desde Xochimilco
Por Jaime Velasco Luján



22 de octubre de 2012

GRACIAS POR SUS CORREOS

El viernes pasado fue inaugurada una exposición de fotografías, de Araceli Peralta, en el salón de exposiciones de la Parroquia, ahí estuvieron: el párroco, un guitarrista amenizando, fotógrafos, músicos, autoridades e invitados en general; la expo consta de fotos de iglesias, panteones, ruinas, monumentos y la zona cerril, felicidades para Ara, la expo estará hasta el 11 de diciembre, vale la pena... Literatura y sociedad: Mario Vargas Llosa ganó el premio Carlos Fuentes, instituído por primera vez, ambos fueron cuates, el peruano ya ganó todos los premios posibles en la literatura, aunque su obra no es muy leída que digamos; en la FIL de Guadalajara se premiará a Alfredo Bryce Echenique, novelista condenado por plagio; lo mismo pasó con Sealtiel Alatriste, director de difusión de la UNAM, quien tuvo que renunciar al cargo y al premio Xavier Villaurrutia por plagiar... Xochimilco surrealista: viernes a medio día, jardín Juárez: la Asambleísta, delante de un rótulo que decía Radio Xochimilco entrevista a un dentista, nadie le hace caso, más adelante, en la puerta del edificio delegacional un rótulo negro anuncia una pelea de box en Tepepan (Pan y circo, dirían los romanos hace más de dos mil años)... Mañana inicio un curso de tres días para profes, allá por la prepa 5, échenme la bendición; hoy por primera vez en la ciudad, un grupo de niños (6º "B") leyó a toda la escuela "Fernando Celada", turno vespertino: una niña leyó a 1º"A, otra a 1º "B", y así, fue una experiencia gratificante porque los niños regresaron entusiasmados para continuar la próxima semana... El viernes fue inaugurada la Feria del libro del zócalo, ahí están los ejemplares de El trajín... BUENA SEMANA


jueves, 18 de octubre de 2012

Del libro Hubo una vez una revolución en Xochimilco, por Arturo Texcahua


Santa Cecilita Tepetlapa, 18 de octubre de 2012.
Del libro Hubo una vez una revolución en Xochimilco, por Arturo Texcahua 
La presentación de Hubo una vez una revolución en Xochimilco fue un éxito. Fueron ocupados las 189 butacas del auditorio Quetzalcóatl. Los autores dialogaron con el público. Se vendieron muchos ejemplares. Estuvimos alegres. El lleno se produjo por el apoyo de Elizabeth Llanos, quien convocó a sus pupilos de la secundaria, quienes a su vez llevaron a sus padres.
Se dieron algunos problemas logísticos. No se abrieron las puertas del foro hasta después de las seis, eso produjo molestia de la gente, contra nosotros y contra la delegación. La delegación Xochimilco no proporcionó todo lo que nos había prometido.  Foro, sí; sonido, sí; mesas, no; paño, no; sillas para los presentadores, no; puntualidad, no. Pero María buscó la forma y al final lo resolvió.
Al principio se presentó una alegre coreografía revolucionaria por parte del grupo Primavera, el cual está formado por señoras, jubiladas del ISSSTE casi todas, que ensayan justamente en la terraza de la clínica de esa institución, que se encuentra frente al deportivo Xochimilco. Su entusiasmo y alegría siempre me emociona. 
Estuvieron cuatro de los cinco autores: Efrén Romero, Enrique Urrutia, Hortensia Carrasco y José Bertoldo Peralta, condujo Samuel Arias. Carlos Bravo no llegó, tenía clases en la Universidad y algún problema laboral.
El domingo en Santa Cruz también tuvimos mucha gente. Igual faltó Carlos Bravo, quien esta vez llegó muy tarde por el tráfico que a todos nos afectó. Dicen que es por la feria del mole de San Pedro Atocpan.
Un asistente resultó ser el curador del Museo de la Revolución y nos invitó a presentar el libro en ese lugar. Cuando lo hagamos, allí estará presente la doctora Eugenia Revueltas, maestra, amiga y académica de renombre, para que encabece la presentación.
Me hubiera gustado agregar un prólogo al libro, quizá para la segunda edición. De ese modo hablar un poco de la historia de la revolución en Xochimilco. En esta ocasión solo escribí la cuarta de forros, la cual dice: Fue un tiempo que dejó colgados en los caminos, asesinados en las barrancas, acribillados en las calles por las balas y el sinsentido; fueron días aciagos de persecuciones y abusos, fueron horas que transcurrieron muy lentamente en los escondites que ocultaron a los jóvenes para que no se los llevara la leva, a las muchachas para que no se las robara la tropa y abusara de ellas, y a los perseguidos para que nos los fusilaran. Fue la guerra civil, la bola, la revolución. Porque hace cien años en Xochimilco también hubo una revolución, y la vida se alteró como nadie se lo esperaba. Vecinos contra vecinos, amigos contra amigos, hermanos contra hermanos, atrapados por la misma vorágine y colmados por el olor a muerte. 
En Xochimilco, una tierra de campesinos, y en circunstancias proclives a cualquier incendio social, Emiliano Zapata dispersó la esperanza de acabar con viejas injusticias y reiterados abusos.
Este libro no detalla acontecimientos de relevancia histórica, no precisa fechas ni proclama la verdad de los hechos. Sí compila algunos relatos contados por los hijos o por los nietos de quienes vivieron en aquellos días. Son testimonios que, pese al riesgo de la tergiversación, la subjetividad o la manipulación del narrador, se asoman a lo ocurrido con suficiente veracidad y crudeza, y sin duda nos recuerdan y dan fe de una época incierta y violenta.
Hubo una vez una revolución en Xochimilco es un libro que se pensó para celebrar el centenario del movimiento de 1910, pero que por azares burocráticos (mentiras, promesas y apoyos incumplidos) es hasta hoy que ve la luz, con el propósito de afianzar una memoria tan cercana al olvido.


Este último comentario tiene dedicatoria: la delegación Xochimilco, tanto al delegado que se fue, Manuel González, como a la Subdirección de Servicios Educativos y Culturales, en ese entonces a cargo de Joaquín Praxedis, que de pronto se olvidó del asunto y nos dejó, como dicen acá en el pueblo de Santa Cecilia Tepetlapa, vestidos y alborotados. Confío en que las nuevas autoridades tengan palabra, sepan gobernar y administrar ya no digo mejor: nada más que lo hagan.
Algunos han calificado la lectura de este libro como amena y fácil de realizar. Eso era lo que precisamente queríamos y al parecer se logró. Hay quienes me han dicho que el relato de Carlos Bravo, "Upe, simplemente", es conmovedor hasta las lágrimas. El mejor juez, como siempre, es el lector. Los invito a leerlo. 
La semana pasada iniciamos algunos de los talleres de redacción creativa, los dirigidos a alumnos de primaria. Esta semana arrancaron otros cuatro. Uno en la secundaria 89, Estado de Guerrero, con la participación de 25 alumnos. Me parecieron muchos, pero las autoridades nos dijeron que hay mucho interés por parte de los chicos, principalmente porque se recuerda todavía la experiencia de Calle por calle... En la biblioteca Quetzalcóatl, o central, que está en la parte de atrás del edificio delegacional, se abrieron dos grupos, uno muy temprano, a las 8 de la mañana y otro a las 4 de la tarde. El primero tiene 13 participantes, todas mujeres, y el segundo solo cinco, pero esperamos que la próxima semana se incorporen chicos de la secundaria técnica 28. El otro taller se desarrollará en el aula de capacitación de la delegación Xochimilco. En la primera sesión acudieron 15 personas, 13 empleados de la delegación y dos personas externas. Bueno, casi son 100 los participantes. Confiamos en tener igual número de crónicas al final de los talleres y para cuando se cumpla la fecha límite de entrega de trabajos, que es el lunes 28 de enero de 2013. 
Hay tristeza. Xochimilco tiene más de 500 mil habitantes, el país y el mundo millones. Y entre toda esa población no hemos podido despertar el ánimo suficiente para que escriban una crónica sobre alguno de los muchos temas de los que se puede hablar de Xochimilco y que son interesantes, como análisis social, cultural, histórico, de esta zona:  Barrios, pueblos, gente, transporte, cantinas, prostitución, basura, canales, viajes en trajineras, turistas, lavaderos, pozos, restaurantes, entretenimientos, cafés, parques, calles, vendedores ambulantes, iglesias, procesiones, gobierno, políticos, actividades culturales y artísticas, callejones, museos, sitios arqueológicos, tradiciones, costumbres, mercados, paseos, escuelas, grupos, delincuencia, entre otros. Y solamente tenemos cuatro (4) trabajos en dos semanas y media. No hay tiempo seguramente. Porque de crónicas posibles y de gente que las puede hacer, estamos seguros de que hay mucha tela de donde cortar. Seguimos esperando...
La próxima semana les platico de nuestra participación en la feria del libro.


Travelling, por Israel González, 18 de octubre de 2012

Travelling, por Israel González,

200 AÑOS DESPUÉS

18 de octubre de 2012

Al igual que el cortometraje, cada vez cobra más fuerza y más presencia el documental.

Si yo fuera cineasta, comentaba a un amigo escritor de guiones, filmaría cortometrajes y,
desde luego, documentales.

El documental, como ciertos poetas y ciertos escritores, suele poner el dedo en la llaga, revelarnos realidades que de otro modo pasarían desapercibidas.

Así ocurre con 200 años después, documental de Mitl Valdez (México, D. F., 1949).

De Mitl Valdez conozco su polémico ensayo El guión y la cámara fuera y dentro del huracán, incluido en Guión cinematográfico (México, UNAM, 2011, Col. Cuadernos de Estudios Cinematográficos 1). Pero es hasta ahora que veo algo de su producción fílmica.

200 años después trata de la devastación inmobiliaria de San Miguel de Allende.

Mitl interroga a la estatua de Allende acerca de lo sucedido en San Miguel después de la independencia, 200 años después. Y para saber, sin que aparezca él sino su voz en ciertos momentos claves de la historia, entrevista a varios habitantes del lugar.

Una de las enseñanzas de esta cinta, o más bien un recordatorio, es que el habla del pueblo suele ser rico en imágenes y metáforas. Tal es el caso del albañil que interpreta, con gran claridad y con un discurso altamente poético, la situación de San Miguel de Allende 200 años después.

domingo, 14 de octubre de 2012

La cultura desde Xochimilco Por Jaime Velasco Luján 14 de octubre de 2012


La cultura desde Xochimilco
Por Jaime Velasco Luján



 14 de octubre de 2012
GRACIAS POR SUS CORREOS

El pasado lunes se presentó el libro "Hubo un vez una revolución en Xochimilco", en el foro Quetzalcóatl: dicho foro lució lleno gracias a la diligencia de Elizabeth Llanos, profe de literatura que invitó a sus alumnos de secundaria y estos asistieron con su familia, este libro reúne testimonios de Enrique Urrutia, José Bertoldo Peralta, Hortencia Carrasco, Carlos Bravo y Efrén Romero, mismos que hablaron de su experiencia en la colaboración de la edición de El trajín. Felicidades... El premio Nobel de Medicina recayó en 2 científicos que descubrieron que una célula madre se obtiene de cualquier célula, no sólo de embriones y de la médula ósea, esto representa un gran avance en la futura curación de enfermedades... Ayer estuve ensayando el drama "La llorona en Xochimilco", con madres y alumnas de la escuela primaria "Octavio Paz", al parecer saldrá bastante bien, la representación se hará en dicha escuela el martes a las 9 horas, están invitados,al final del ensayo una madre me preguntó: "¿Y después de ésta, qué obra vamos a hacer?", en ese momento noté que nacía una compañía de teatro escolar... Mi maestro, Daniel González Dueñas, presentó un libro sobre la historia del cine de Hollywood, el miércoles pasado, con ese motivo hoy será entrevistado a las 23 horas en el canal del Estado de México, 34... Pumas volvió a ganar y está en sexto lugar del futmex... Los próximos días 23, 24 y 25 de los corrrientes, impartiré un curso para profesores titulado "Un proyecto escolar de lectura", por si algún conocido de ustedes se interesa, sólo debe inscribires en su escuela... BUENASEMANA     





miércoles, 10 de octubre de 2012

De paseo por Milpa Alta, por Arturo Texcahua


De paseo por Milpa Alta
Santa Cecilia Tepetlapa,10 de octubre de 2012

El jueves cuatro de octubre planeaba por la mañana hacer dos cosas que nunca hice. En la Secretaría de Cultura esperaban que llevara algunos documentos del proyecto Crónica de una celebración, que por estos días al fin se pondrá en marcha. Por la tarde acudiría al Seminario de Indicadores culturales en el Museo José Luis Cuevas. Eso decía mi agenda en el teléfono inteligente (así le dicen usando un adjetivo que antes únicamente utilizaban los seres vivos) que desde muy temprano había empezado a mandar avisos haciendo ruiditos electrónicos y vibrando enérgicamente. Entre 9:30 y 2:30 en Avenida de la Paz, frente al monumento a Obregón; después comer, después ir al Centro Histórico, después regresar a Xochimilco. Pero un malestar estomacal dictó otra agenda y desde muy temprano me llevó al baño y sembró en mi mente un misterio: ¿qué me habrá hecho daño? Temeroso de lanzarme en esas condiciones a la calle, tomé un té de yerbabuena y decreté ayuno. Aproveché la mañana para revisar documentos, para llamarle a algunas personas y para terminar de leer un libro que me regaló Beatriz Espejo: Si muero lejos de ti. Para compensar mi inasistencia, revisé la liga del Seminario Cultura y Desarrollo: Aplicación de indicadores. Hallé algunas explicaciones. El seminario, decía la página web, proporcionaría herramientas de análisis, enfoques y metodologías sobre el tema, para mejorar la planeación y evaluación de proyectos en el centro del país. Organizado por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, la actividad ofrecía conferencias con especialistas, con servidores públicos, con gestores culturales (allí estaba yo), académicos y estudiantes. Se presentarían trabajos de investigadores y especialistas nacionales e internacionales relacionados con la UNESCO, con organismos académicos, públicos y no gubernamentales. Además de las mesas de reflexión, se realizaría un taller de indicadores con funcionarios de institutos y secretarías de cultura de Tlaxcala, Puebla, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Estado de México, Hidalgo y Distrito Federal. Un verdadero banquete para quienes nos movemos en la promoción artística y cultural. ¿Habrá sido la quesadilla de Oaxaca que cené con un poco de salsa mexicana? Y es que se nos olvida con frecuencia la importancia de evaluar y analizar el impacto de lo que estamos haciendo. Se nos ocurre algo y actuamos con la fuerza –que siempre es mucha– de nuestros sueños y esperanzas. Desbordamos intuición, creatividad, talento, pero poca planeación y visión –es decir, un objetivo a largo plazo–, resultado: estar bandeando medio desorientados. De esto adolecemos casi todos. Lo peor es que también en la administración pública, en general, se actúe de igual forma; sus actores –los funcionarios– debieran tener muy claro el sentido de sus empeños. Un ejemplo persistente de cómo no deben aplicarse las políticas públicas lo tengo aquí, en la delegación Xochimilco. Parece que estos tecnicismos de la planeación estratégica son desconocidos por ignorantes burócratas, y ajenos y desdeñados en el ámbito artístico por parecer instrumentos de control, muros para la libertad expresiva, papeleo chocante. ¿Habrán sido las ricas enchiladas de mole o la sopa de verdura o el agua de tamarindo o el helado de mamey de la comida con Enrique? Por la tarde María, que rara vez cocina, me dio un caldito de pollo con arroz, que junto con el pepto, medio reparó mi estómago y me alistó para lo que venía. Tengo mucho que estudiar, estoy atrasada. ¿Puedes llevar a Sofía a ver a La Llorona? Es en Cuemanco. Pero si ya la viste, le reproché a Sofía. Sí, pero esta vez voy a ir con Vania y sus padres. Nos dieron tres boletos. María me lanzó la mirada tierna que siempre me desarma. Está bien…, la llevaré. Nos dirigimos al embarcadero de Cuemanco a una hora de conflictos viales. Todos los días, más entre semana, en Periférico, entre el puente de Muyuguarda y el Parque Ecológico, hay un embudo de automóviles que hacen los vehículos que retornan en Cuemanco, los que vienen del poniente y los que salen de Xochimilco. Aquel atorón empieza como a las cinco de la tarde y se extiende por al menos tres horas. Por eso llegamos a las siete al embarcadero, donde nos esperaban impacientes ocho personas, Vania, sus padres y algunos otros familiares. Ellos listos con papas fritas, termos de café y té, sándwiches y palanquetas de cacahuate. Pensé que no habría gente, por ser jueves, pero estaba lleno. Subimos en una trajinera y navegamos por dos canales para llegar hasta la laguna de Tlilac donde se desarrolla el espectáculo. Aunque pensé que por el frío que ya se siente no habrían moscos, estos bichos nos atacaron con voracidad. Como lo único descubierto era mi cabeza y mis manos y como mucho les gusta mi sangre, me gané en la cara cinco piquetes de ida y uno de regreso. Más de mil personas en algo así como setenta trajineras, apreciamos lo que aún tiene Xochimilco de bello. Lástima que existan personas decididas a terminar con esta belleza tirando basura y construyendo por todas partes. En el islote que sirve de escenario hay una pirámide muy colorida que me explicaron era de madera. Vimos bailes con muchas plumas y tambores, abusos de españoles, luchas contra los invasores, todo bajo el subtítulo --muy ad hoc al tema de este año-- “los presagios para el fin de una era”. Una versión más del famosísimo mito de Cihuacóatl, madre protectora de los xochimilcas (sí, así como leyeron, xochimilcas, no xochimilquenses, como algunos xochimilcas están promoviendo que se diga, ante el trauma que les recuerda el gentilicio tradicional, a unos por un grupo de bossa nova de los años sesenta que tocaban disfrazados con sombreros zapatistas y calzones de manta, y actuaban como idiotas; y a otros porque hace algunas décadas se menospreciaba a los habitantes de esta zona agregando a xochimilca un matiz peyorativo, el desprecio a la provincia, a las tradiciones, a las raíces). Al espectáculo le falta definición. Aunque lo intenta, no es un montaje de Brodway; aunque se fundamenta en ello, no es una representación de magia y tradiciones. Show para turistas. Oportunidad para vender cerveza, quesadillas, tamales, atoles, frituras, dulces y botanas, a altos precios. El viernes cinco sí fui al Museo José Luis Cuevas y me senté justamente detrás de la Giganta. Toda la mañana la estuve mirando mientras escuchaba a los ponentes. No había notado que sus nalgas redondas y pequeñas parecen estar cubiertas, como su sexo, por un ajustadísimo mallón. Intenté olvidar mis delirios sexuales y concentrarme en la importancia de medir el alcance de nuestros proyectos. Como a la una me vi en la puerta del museo con una actriz de Ciudad Juárez, Alejandra Galaviz, a quien entregué unos trajines para nuestro colaborador Alan Posadas. Me dijo que le había gustado Los Amorvozos y aceptó interpretar alguno de los textos en la próxima presentación en la Feria del Zócalo. El sábado seis se realizó el primer encuentro de colectivos culturales comunitarios de la zona sur oriente en Milpa Alta, en el Centro Social y Cultural Santa Martha, un verdadero espacio hecho por la comunidad, con aulas para talleres y un patio amplio para efectuar actividades artísticas. Fue un éxito, pues se lograron sus objetivos principales: conocer lo que cada quien está haciendo y estrechar nuestra relación. Quizá faltó público externo. Quedé convencido de que el próximo festival lo tenemos que hacer en las explanadas delegacionales o en sitios a donde concurra la gente para otras actividades y se tropiece y conozca lo que se está haciendo en su entorno, a nivel barrial. Por Trajín se presentaron los testimonios de Tere León y Fidel Valle, unos señores mayores, jubilados y muy entusiastas, que participaron en el proyecto Calle por calle y están publicados en Amores Viejos, relatos de Xochimilco. Felipe Gaytán llevó uno de los cuadros de su serie Linderos del olvido y leyó algunos poemas inéditos. La jornada fue larga, de once de la mañana a ocho de la noche. Sofía, mi forzada asistente, no aguantó toda la jornada, y desde las seis me presionó para que nos fuéramos antes. Lástima, apenas escuché tres canciones del último grupo, un conjunto musical de trovadores. ¿Quieres cenar mole?, le pregunté a Sofía cuando regresábamos a Santa Cecilia Tepetlapa como habíamos llegado a Milpa Alta, pasando por San Pedro Atocpan y subiendo por San Bartolomé Xicomulco. Todos entornos aún pintorescos, casi rurales y muy verdes. Claro, decía Felipe Gaytán, que hace años, cuando él daba clases en el colegio de bachilleres de la zona, el lugar estaba aún más hermoso y deshabitado. Triste pensar que un día habrá casas hasta en el Teutli. No, ya quiero llegar a la casa, contestó Sofía, que no le atrajo la idea de que pasáramos a la Feria del Mole que justamente había empezado ese día. Qué bueno, pensé. Mi estómago aún no se reponía del todo. El lunes ocho se realizó con mucho éxito la presentación de Hubo una vez una revolución en Xochimilco, pero de eso les hablaré la próxima semana. 


domingo, 7 de octubre de 2012

La cultura desde Xochimilco Por Jaime Velasco Luján 7 de octubre de 2012


La cultura desde Xochimilco
Por Jaime Velasco Luján


7 de octubre de 2012
GRACIAS POR SUS CORREOS
El miércoles revisaba con Arturo Texcahua la biografía de mi hijo cuando sonó el celular teléfono, era Mariana Pichardini, directora de la Casa de las Humanidades de la UNAM, quien dijo:
--Gracias por el ejemplar de "El monje y la montaña", lo recibí el día de mi cumpleaños, si quieres hacemos una presentación del libro aquí.
--Gracias, el viernes platicamos.
El viernes convenimos en hacer la presentación en diciembre.
En el curso "Autores inclasificables" que imparte Daniel González Dueñas en esa casa, vimos a Selazny, autor de Ciencia ficción que nos tiene asombrados.
A la salida encontré a Francisco Hinojosa, le pedí que viniera a las escuelas de Xochi, me dijo:
--Este año no, el siguiente.
El gobierno priísta escogió a una burócrata para la Secretaría de Cultura.
En Xochi, una profesora fue la elegida, Rosa María Flores Urrutia, con quien platiqué hace un mes en su escuela, ella ya sabía que iba a ser designada pero yo no, así que fui muy crítico, hablamos de la cultura local y ella estuvo presente cuando leí a los profes un cuento, esperamos que ese nombramiento sea para bien.
Esta columna se puede ver también en trajinerosblogspot, gracias a Arturo Texcahua.
BUENASEMANA   


lunes, 1 de octubre de 2012

Crónica de una lectura anunciada, por Arturo Texcahua


1 de octubre de 2012

Crónica de una lectura anunciada

La idea me vino de una invitación que me hizo Felipe Gaytán en la inauguración de su exposición en Tepepan. ¿Puedes invitar a poetas que conozcas para que lean en 100 mil poetas por el cambio, a un lado de Bellas Artes? Claro, prometí. Y en efecto, convoqué a los pocos poetas que conozco. Jaime Velasco Luján y Hortensia Carrasco Santos me propusieron que mejor organizara una lectura en Xochimilco. El kiosco, se me ocurrió o dijo uno de ellos. La cosa fue que les tomé la palabra. Sí, el kiosco, pensé, un lugar donde los sábados se reúne mucha gente. Vi la escena, los poetas leyendo desde ese espacio como si estuvieran en un púlpito, pero en lugar de homilías esparcirían en el aire versos incendiarios y conmovedores. Soñé con el momento como lo hago siempre que pienso en una lectura. Después llamé a cultura de la delegación Xochimilco, para saber si requería autorización para ocupar el kiosco. Sí, tiene que hacer un escrito. Me lo imaginaba. Trámites, burocracia. Ya qué. Pero no es aquí, me aclaró la amable servidora pública que me atendió. ¿Qué? ¿Ya no es con el licenciado Praxedis? No, el ya no está. Ahora es la profesora Rosa María Flores Urrutia. Ah, sí, recordé, hay cambio de administración y relevos (en ese momento me acordé de algo que me decía una amiguita con muchos años cuando estuve trabajando en la delegación Cuauhtémoc: la caca nueva saca a la caca vieja). A ver si este delegado sí nos ayuda con una lana, porque lo que es el anterior solamente nos dejó (¿quieres más, Arturo?) usar las casas de cultura que son, en su mayoría, feos elefantes blancos, que eso sí, producen recursos, los llamados autogenerados, con talleres que cobran. Los administradores no saben a dónde se va el dinero, porque a ellos les limitan los recursos, faltan equipos y mantenimiento. Pero… resumiendo, hice el oficio a un señor llamado David Flores (que a estas fechas ya le dieron cuello, según me enteré) y él me autorizó, lo reconozco, con rapidez (el mismo día que lo solicité) y amabilidad, el kiosco y el foro Quetzacóatl para la presentación de Hubo una vez una revolución en Xochimilco. ¿Hay luz?, pregunté. Creo que sí, dijo otro de los empleados públicos, quien prometió: Yo veré que la tenga, no se preocupe. Y no me preocupé, hasta el pasado sábado 29, cuando a las 12:10 llegué al kiosco del llamado Jardín del Arte, antes Jardín Juárez, frente a la Parroquia de San Bernardino de Siena, en el centro de Xochimilco, y lo primero que me encontré es que el lugar ya estaba ocupado por un taller de cartonería y los muchachos del 132, que harían proselitismo mediante un par de actividades teatrales, una de ellas dirigidas a los niños. ¿Alguien de la delegación? Ja. Esto ya valió. Pero Jaime Velasco, que ya esperaba, me dio ideas. ¿Por qué no le pedimos a los de la feria del libro que está aquí, a un lado, que nos dé oportunidad de leer? ¿Será? Fui a buscar al responsable, pero no estaba. Los del sonido hacían pruebas. Oiga, amigo, ¿cree que nos dejen leer aquí, ahorita? Mmm, déjeme ver. Sacó un programa y lo vio como si no lo entendiera, me lo dio y yo también lo vi con el mismo gesto, y preferí insistir: ¿se puede? Sí, pero solo hasta la una o hasta que lleguen los que están programados. ¿Con dos micrófonos? Más que perfecto, y un par de sillas. Bien. Llamé a Jaime y en el camino me encontré a Efrén Romero, un amigo de la zona que es promotor cultural, tiene un programa en radio web (en la página de Prodigy, donde dice que lo escuchan millones de personas), y reúne fotografías y datos de la historia de Xochimilco. Nos subimos al enorme templete y nos acomodamos en el centro para que no se viera tan vacío. Y leyeron, primero Jaime, luego Efrén y después Hortensia Carrasco, que la vi deambulando entre los libros. Cuando ellos empezaron a leer yo fui al kiosco a ver si encontraba a alguno de los otros poetas que habían confirmado su presencia. Faltaban Israel González, Claudia Contreras, Misael Rosete, con dos familiares, y Tzutzumatzin Soto. En el camino les regalé trajines a los chavos del 132 y me encontré con Claudia Contreras, la de C desnuda la piel, que venía con su familia. Estaba bien el paseo, el sábado era precioso, esplendoroso como un anuncio de detergente. La saludé aprisa, le di unos trajines donde ella publicó y le dije que estábamos en la carpa. ¿No me entendió? Quién sabe. No la volví a ver aunque insistentemente esperé que apareciera para leer. La que si llegó fue Tzutzumatzin, quien ya no pudo leer, porque cuando le tocaba me dijeron se te acabo el veinte, y la conductora oficial, algo molesta, me lanzó algunas miradas diciendo ya suelta el micrófono. Confieso que reiteradamente señalé que esa actividad era parte de una lectura mundial que ese día se estaba haciendo y que se llamaba 100 mil poetas por el cambio. ¿El cambio de qué? De todo lo que pueda cambiarse en este mundo para hacerlo mejor y para que estemos mejor. El maldito cambio, le digo yo, porque los cambios siempre han sido malditos. Tuve la ocurrencia de pedirle al público que nos siguiera al kiosco para que continuara oyendo poesía, pero salvo los poetas y mi hija Sofía, nadie nos siguió. Fuimos al kiosco, donde los del 132 ya preparaban el inicio de su obra infantil, e intenté que leyéramos, pero mi equipo de sonido portátil de baterías estaba muerto. Abortada la intención. Lo sentí por Tzutzumatzin Soto, que no pudo leer y por un chavo que llegó en ese momento de desconcierto y nos preguntó, ¿oigan, aquí es la lectura de poesía? Ya fue, le dije, fue allá, en esa carpa, estuvimos más de una hora leyendo. Era la 1 y media de la tarde. Habíamos leído al menos una hora con quince minutos, apoyados con muy buenos bafles y ecualización profesional que no era para nosotros, y que permitió que nos escucharan en los alrededores más de 100 personas, ¿o más? Todo un éxito, creo. Mil disculpas para los que no pudieron leer y para los que fueron y no nos escucharon. Luego invité a los poetas a comer, pero nadie pudo. Fui a dejar a mi hija al embarcadero Zacapan, donde la esperaba una amiga, y visité a Efrén Romero, en su casa, en el Barrio San Pedro, para discutir detalles de la presentación de Hubo una vez una revolución en Xochimilco, y para hablar de un libro de poemas que desea publicar con Trajín. En lo que nos poníamos de acuerdo, una grúa de la policía, tan diligente con los infractores del reglamento de tránsito, se llevó mi auto (estacionado en zona prohibida, según me dijeron, aunque hubiera otros muchos como yo. Así son las cosas, jefe.) y me hizo desperdiciar el tiempo, malgastar el dinero y hacer ejercicio para recuperar mi carrito. Además tuve que rogarle a los polis del depósito para que me lo dieran porque resulta que el corralón de La Noria, a donde llevaron mi auto, no tiene caja de cobro, y tuve que ir a pagar (sospecho que lo hicieron adrede) al depósito de Cuemanco, y apúrese, porque cerramos a las siete. Regresé a las 7:05. Huy, ya cerramos, ahora hasta mañana. Ándele, jefe, deme chance. Bueno, pero a ver si no nos regañan. Como a los ocho y media de la noche llegué a mi casa para ver a María con una hermosa sonrisa irónica de “te lo dije”, porque justamente antes de irme me advirtió con sumo énfasis: “cuídate de las grúas, que en estos días andan muy perras”. Pinches máquinas con vida. Así fue el sábado, acá en el Trajín, con los 100 mil poetas por el cambioy un auto prisionero.