viernes, 17 de enero de 2014

Dos mujeres amándose, por Israel González

Dos mujeres amándose
Israel González

En “Todo el mundo tiene a alguien menos yo” (Raúl Fuentes, México, 2011), una adolescente y una mujer madura mantienen una relación amorosa.
La historia de María, la adolescente preparatoriana, y Alejandra, la editora literaria, se desarrolla en la ciudad de México.
Las dos mujeres empiezan a acercarse un poco tímidamente. Al principio María rechaza el beso en la boca que pretende darle Alejandra. Pero no se complica mucho por este hecho pues al despedirse es ella la que besa a Alejandra.
María y Alejandra son de clase media alta: María estudia en una preparatoria particular de Coyoacán, vive en esa delegación y sus papás tienen auto, etcétera. Alejandra, por su parte, vive en la colonia del Valle en un moderno apartamento y uno de sus lujos, además de la buena ropa, es comer en restaurantes exclusivos.
La experiencia de Alejandra en la “alta cultura” embona muy bien con el ánimo de aprender que demuestra María, a quien, por cierto, gusta la lectura.
Sin embargo, y aunque en lo sexual funcionan muy bien, María quiere estar en las fiestas que sus amigos organizan (con alcohol y otras drogas y bailes desenfrenados); pero que a Alejandra aburren enormemente.
Una relación así, en donde los universos de dos mujeres ocasionalmente coinciden, se tocan (María jamás podrá pertenecer al mundo de Alejandra ni  ésta encajará nunca en su vida adolescente), parece no tener futuro. Nada, ni la pasión ni los gratos momentos compartidos ni el diálogo al que invita Alejandra parecen ser razones suficientes para alargar una relación que al parecer nació muerta.


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