La primera crítica de un
libro la realizan personas con tiempo y disposición para participar en los
medios; las más de las veces no son académicos, predominan los escritores, los periodistas
profesionales, y gente interesada en la cultura y en el arte especializados en
literatura, así como asiduos lectores con fino olfato. Estos primeros analistas
hacen una crítica sin profundidad, pero con agudeza, que se condensa en una
reseña. La rapidez de sus juicios, surgidos de una primera lectura y construidos
con las prisas del periodismo, supone
inmediatez, superficialidad en el análisis, especulaciones arriesgadas
que rara vez desmenuzan y advierten todo lo importante que puede haber en un
texto literario. No obstante estas limitaciones, sus comentarios son punto de
partida, referencia obligada no sólo para el lector que requiere orientación
ante una oferta muy amplia de títulos, sino también para el investigador que
busca antecedentes.
En el estudio del texto
literario, se considera que el periodismo cultural no realiza un trabajo serio,
por ello, generalmente se le objeta. Sin embargo, en un principio esta crítica es
la que orienta al lector a leer un libro, a veces como parte de una campaña
publicitaria que busca conseguir el mayor número de compradores. Esta crítica
se ejerce desde revistas culturales, literarias, diarios, semanarios políticos
y de espectáculos, con o sin secciones propiamente culturales, porque la
lectura de un libro se ha integrado a las actividades que se realizan para
ocupar el tiempo libre.
Esta crítica periodística quizá
hasta consagre autores y libros, pues un comentario vertido en un medio de
alcance nacional puede llegar a una audiencia formada por millones de personas.
De este modo, editoriales económicamente fuertes o autores con prestigio
afianzan la venta de sus libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario