Palabras de Lula Sánchez Puig en la presentación del libro Grandes enseñanzas para pequeños corazones, de Lorna Rocío Contreras G.
Primero
que nada quiero felicitar ampliamente a Lorna porque para publicar se requiere un
gran coraje y empuje en nuestro país y en casi todo el mundo. Hace poco lo viví
muy de cerca al lado de mi mamá que publicó su libro y cómo le decía un editor,
en un país donde parece haber más escritores que lectores no es fácil hacer
eso, y muchos se desilusionan con esa frase, conozco personalmente amigos
talentosísimos que no publican porque no hay quien se atreva a hacerlo, por un
conflicto de intereses, porque al final el editor busca que su negocio prospere
y tenga un gran número de lectores y el autor busca que su maravilloso mundo
interior llegue a tocar por lo menos un corazón, con uno es suficiente. Así que
muchas felicidades Lorna, porque sé lo que se requiere para publicar y tú lo
has hecho, eso ya es una gran hazaña en sí misma. Tener este libro entre tus
manos debe ser un gran regalo.
Conocí
a Lorna hace algunos años en casa de mis papás, de inmediato me cayó bien, ¡y a
quien no!, es una persona encantadora, una mujer con un gran corazón y siempre
una sonrisa que ofrecer. Ahora que tuve la oportunidad de leer sus cuentos
entiendo el porqué.
Leer
“Grandes Enseñanzas para pequeños corazones” me hizo sentirme inmensamente agradecida,
esa gratitud que deja el corazón lleno y la sonrisa en la boca, primero por tener
la fortuna de conocer a Lorna y luego porque me remonté a mi propia infancia,
con un papá, que al igual que el de Aurora, viajaba mucho y cuando estaba en
casa me ofrecía sus enseñanzas, su corazón y todo su cariño. Cuando un niño
tiene ese gran cariño en casa las posibilidades que crezca con enorme
autoestima y sea una persona maravillosa son muy altas ( perdón por el
guayabazo, por lo menos mi autoestima es alta).
Es
lo que busco yo ahora como madre en mi casa, que haya un ambiente de amor donde
mis hijos puedan desarrollar todo su potencial, y para eso, una de las acciones
que más disfrutamos es la lectura por la noche. Comencé a leerle a mi hija
Tamara, la primera, desde que tenía escasos meses y a la fecha, aún sus 14 e
independientes años, su iphone, su facebook, sus amigos, sus fiestas y
entrenamientos, aún todo eso, seguimos disfrutando del momento en que le leo en
la noche, porque sí, todavía le leo por las noches.
A
ella, a mi adorado Santi, mi hijo varón favorito y a mi pequeña y dulce Maia,
Mivi (por mi vida) como le digo cariñosamente, el leerles por las noches se ha
convertido en una rutina tan importante o más que el baño, porque bañarse
quieren, a veces muy poco, pero cerrar el día con “Me lees má” lo hacen
siempre. Incluso ahora que están más grandes, hemos establecido calendarios de
lectura y círculos donde los grandes le leen a los pequeños y mamá a uno cada
día porque claro, ya dos o cuatro páginas no son suficientes.
Los
que ya lo hacen saben el placer que esto encierra, y los que no, los invito de
verdad a terminar el día con un “Me lees má” o “Me lees pá”. Les encantará. Y
si les leen “Grandes Enseñanzas para pequeños corazones” el placer será aún más
grande.
Tu
libro me sorprendió mucho Lorna, favorablemente por supuesto, hace pocos meses que
comencé a meditar y meditar con visualizaciones me parece la mejor forma de
poder cambiar nuestros estados de ánimo y nuestra realidad. Cuando Aurora hace
ese gran viaje hasta el Cosmos o hasta “El infinito y más allá” como diría Buzz
Lightyear hace un enorme ejercicio de elevación de conciencia y jugando, la
mejor manera de aprender para los niños y los no niños, realiza la acción más
importante para resolver los problemas pequeños o grandes a lo largo de toda
nuestra vida. Aprender a elevar la conciencia, ese poder desprendernos de
nosotros mismos y ver “los toros desde la barrera” es fundamental, solo así
podemos deshacer “los nudos” como por arte de magia, elevarnos a un nivel
superior desde donde podemos contemplar el nudo en todas dimensiones y poderlo
desenmarañar.
Porque
cuando estamos viviendo el problema y en la misma dimensión del problema, es como
dice el papá de Aurora, estamos en una espiral y puede que nos parezca un laberinto
gigante sin salida, un bronconononón, sólo si elevamos nuestra conciencia, que por
cierto, para que esto suceda, es necesario que el azúcar de la limonada se haya
asentado ya, es decir, con la mente en paz, solo así nos podemos dar cuenta que
es un nudo de marinero y encontrar la hebra por donde deshacerlo, así de fácil,
como por arte de magia.
Pero
todos estos conceptos, estos elevados conceptos de meditación, tranquilizar el
alma, mantener la mente fuera del remolino y en paz, librarnos de la envidia, del
rencor, del odio. Estos profundísimos conceptos de elevar la conciencia,
encontrar nuestro yo interior, que, dicho sea de paso mucha gente muere de
viejo sin si quiera intentar escucharlo, Lorna los lleva a un terreno tan
amable, tan sereno, tan divertido y tan cerca de nuestro niño interior que los
hace tan claros y cristalinos, como dicen nuestros vecinos del norte:
“crystal
clear”.
Dicho
de otra forma, les enseña a los niños y a sus padres, con peras y manzanas, o
con magia y limonadas los conceptos más profundos y ricos que los ayudarán a
tener una vida plena, feliz y maravillosa.
Y
por si fuera poco, nos los ilustra. Maia, Mivi, la pequeña de 6 años apenas
cumplidos adora ver las ilustraciones de sus libros, y aunque se la sepa de
memoria le fascina que le lea la página y le enseñe la ilustración. Contar con
las expertas y creativas manos de Lorna, una pintora profesional que incluso
vende obra (porque pintores hay muchos, pero que vendan obra, ya no tantos, ese
es un pintor) es un gran deleite.
Sus
pinturas en acrílico que aquí se pueden ver expuestas y que ilustran el libro,
también me sorprendieron, conozco la obra de Lorna y quiero decirles que es una
obra adulta, profunda y colorida, que me recuerda a sus propias inspiraciones:
Van Gogh y Henry Rousseau (por cierto autodidacta como Lorna) y no sabía, o si
sabía, creía que iba a encontrar obra abstracta en las ilustraciones y eso es
lo que esperaba al abrir el e-mail donde me la mandó.
Cuál
sería mi sorpresa al abrirlas, me sentí como Antón Ego (el crítico de
Ratatouille) y claro! claro que Lorna ilustró para niños, desde el punto de
vista de ella como niña y hablando un lenguaje gráfico de fácil comprensión
para los niños. Eso requiere de una elevación de conciencia muy grande, tanto
como si desde niña la practicaras, tanta como tu grandeza y tu corazón.
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