Antes del Coloquio, un día de viaje, por Arturo Texcahua
5/Nov/2013
5/Nov/2013
Hoy martes 5 de noviembre me la pasé de viaje. Ya saben cómo es la ciudad de México. Llegar al aeropuerto desde Santa Cecilia Tepetlapa fue una proeza sin gloria. La sonrisa me la produjo el taxista que me llevó. Me contó sus aventuras con los personajes nocturnos de esta ciudad. Gays y prostitutas le dan color a su trabajo. Las anécdotas que me narró dan para hacer todo un libro.
En la tarde llegué a Hermosillo. Hacía calor (hace). Otra vez me topé con un chofer ocurrente que me contó de los chicos vestidos de mujer que hay en el centro de Hermosillo y de cómo engañan a cualquiera. Nos reímos bastante con sus historias, muy simpático y abierto el hombre. Me informó que mañana habrá problemas en esta ciudad porque los concesionarios de transporte público harán un paro porque el gobierno los tiene acorralados, según el taxista: los usuarios cubren su pasaje con una tarjeta, los estudiantes no pagan nada y mucha gente comete abusos con los pobres concesionarios.
Me hospedé en un hotel que se veía muy bonito en internet. Ahora solamente espero que termine la noche (se llama San Alberto), mañana me voy a otro. Está en el Centro, muy cerca de la Universidad, por eso lo elegí (y por barato, “lo barato sale caro”, me dice María a cada rato; es que soy del Norte, le explico).
Luego fui a comer a un lugar llamado Zumo's burros, donde ofrecen burros percherones, unos tacotes de carne asada hechos con tortillas de harina envueltos en papel aluminio, con aguacate, jitomate, cebolla y chile. Se acompañan de una rica salsa de chiltepín, que la mesera que me atendió me dijo que era un chile exclusivo de Sonora, se nota que no ha investigado nada del tema o nunca ha salido de los límites de su estado. Usted no es de aquí, me preguntó. No, yo vengo de México (como le dicen al DF los que no viven allí), vivo en Xochimilco y nací en Baja California. ¿En Baja California? No parece, habla como chilango. Ja. No dejé pasar la ocasión para tomarme una rica cerveza norteña: una tecate. Todo muy rico. En la noche salí a caminar: oí narcorridos, percusiones africanas, reguetón y pop en inglés. Los autos con ruidosas bocinas son frecuentes por acá. Ayer asesinaron a balazos a un comentarista de noticias deportivas local, Alberto Gerardo, pero no fue aquí, ocurrió en una carretera de Sinaloa, cuando iba con su familia. Maldita violencia. La buena noticia es que el gobierno ya está terminando con ella, dice; que no domina al país, que la alcaldesa de Matamoros está loca.
En la tarde llegué a Hermosillo. Hacía calor (hace). Otra vez me topé con un chofer ocurrente que me contó de los chicos vestidos de mujer que hay en el centro de Hermosillo y de cómo engañan a cualquiera. Nos reímos bastante con sus historias, muy simpático y abierto el hombre. Me informó que mañana habrá problemas en esta ciudad porque los concesionarios de transporte público harán un paro porque el gobierno los tiene acorralados, según el taxista: los usuarios cubren su pasaje con una tarjeta, los estudiantes no pagan nada y mucha gente comete abusos con los pobres concesionarios.
Me hospedé en un hotel que se veía muy bonito en internet. Ahora solamente espero que termine la noche (se llama San Alberto), mañana me voy a otro. Está en el Centro, muy cerca de la Universidad, por eso lo elegí (y por barato, “lo barato sale caro”, me dice María a cada rato; es que soy del Norte, le explico).
Luego fui a comer a un lugar llamado Zumo's burros, donde ofrecen burros percherones, unos tacotes de carne asada hechos con tortillas de harina envueltos en papel aluminio, con aguacate, jitomate, cebolla y chile. Se acompañan de una rica salsa de chiltepín, que la mesera que me atendió me dijo que era un chile exclusivo de Sonora, se nota que no ha investigado nada del tema o nunca ha salido de los límites de su estado. Usted no es de aquí, me preguntó. No, yo vengo de México (como le dicen al DF los que no viven allí), vivo en Xochimilco y nací en Baja California. ¿En Baja California? No parece, habla como chilango. Ja. No dejé pasar la ocasión para tomarme una rica cerveza norteña: una tecate. Todo muy rico. En la noche salí a caminar: oí narcorridos, percusiones africanas, reguetón y pop en inglés. Los autos con ruidosas bocinas son frecuentes por acá. Ayer asesinaron a balazos a un comentarista de noticias deportivas local, Alberto Gerardo, pero no fue aquí, ocurrió en una carretera de Sinaloa, cuando iba con su familia. Maldita violencia. La buena noticia es que el gobierno ya está terminando con ella, dice; que no domina al país, que la alcaldesa de Matamoros está loca.
Mientras, mañana, al rato, inicia el coloquio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario