1 de Noviembre de 2012
Eclosión de películas
Vivimos la era de la imagen, del cine. Los encargados de sistematizar el conocimiento en cifras bien pudieran decirnos cuántas películas se filman al día, a la semana o al mes, en el mundo. ¿O quizá al minuto?
Lo cierto es que, como en tiempo de agua o en terreno propicio, el cine se reproduce como los hongos. No hay semana en que no haya un nuevo título.
La oferta es magnífica, apabullante. ¿Ya viste Satanás? ¿Qué te pareció Pequeñas voces, El día que vi tu corazón, Sonata de Tokio?
Recién acaba de concluir el 16o. Tour de Cine Francés. Y en breve vendrá la Muestra Internacional de Cine de este año a punto de morir.
No hay tiempo para ver todo el mar de películas de ayer, de hoy, de los días futuros. Pero allí están, mirándonos, pidiéndonos que las veamos.
Algunas muy bien arropadas por un gran aparato de publicidad. Otras, no tanto. Otras, como las mexicanas, muchísimo menos.
Como ocurre con los buenos libros, los que saben recomiendan ve ésto, ve aquello.
A veces, la publicidad se impone y la cinta -tan bien recomendada- resulta ser un fiasco. ¿Ejemplo? El árbol de la vida, con Brad Pitt. O, desde otro rango publicitario, El día que vi tu corazón.
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