sábado, 14 de junio de 2014

El sentido figurado, por Israel González

El sentido figurado
por Israel González    
                                                              
Si queremos desearle a alguien, cuando lo vemos, que todos sus días sean buenos, diremos “buenos días”, si no solamente “buen día”.
¿Qué frase es la correcta? ¿”Vaso de agua” o “Vaso con agua”? En Chiapas decimos “Quiero un vaso de agua”, en sentido figurado. Sabemos que el vaso no es de agua sino que lo queremos con agua. Y, además, suena mejor así; es más poético, digamos.
Ciertos afanes correctivos olvidan que existe el sentido figurado y las licencias poéticas.
Pretender llevar al límite la racionalidad sintáctica o semántica suele terminar en la irracionalidad que tanto se teme, en la burla que tan bien se esgrime.
En el pequeño ensayo, “Helarte de la errata” (Carlos López, Praxis, 2005, 1ª. edición), el autor trata con humor el tema de la errata, que tanto aflige a escritores y a periodistas pues una sola letra mal puesta cambia todo el sentido del texto: “Aquella mañana, doña Manuela, se levantó con el coño [por ceño] fruncido”.

En este ejemplo, en cambio, la errata es no reconocer el sentido figurado: “En México, algunas vías del interior de la república anuncian: ‘Esta carretera no es de alta velocidad’, dando por sentado que hay carreteras hechas de baja velocidad, no de asfalto”.

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