El sentido figurado
por Israel González
Si queremos desearle a alguien, cuando lo vemos, que
todos sus días sean buenos, diremos “buenos días”, si no solamente “buen día”.
¿Qué frase es la correcta? ¿”Vaso de agua” o “Vaso
con agua”? En Chiapas decimos “Quiero un vaso
de agua”, en sentido figurado. Sabemos que el vaso no es de agua sino que
lo queremos con agua. Y, además, suena mejor así; es más poético, digamos.
Ciertos afanes correctivos olvidan que existe el
sentido figurado y las licencias poéticas.
Pretender llevar al límite la racionalidad
sintáctica o semántica suele terminar en la irracionalidad que tanto se teme,
en la burla que tan bien se esgrime.
En el pequeño ensayo, “Helarte de la errata” (Carlos
López, Praxis, 2005, 1ª. edición), el autor trata con humor el tema de la
errata, que tanto aflige a escritores y a periodistas pues una sola letra mal
puesta cambia todo el sentido del texto: “Aquella mañana, doña Manuela, se
levantó con el coño [por ceño]
fruncido”.
En este ejemplo, en cambio, la errata es no
reconocer el sentido figurado: “En México, algunas vías del interior de la
república anuncian: ‘Esta carretera no es de alta velocidad’, dando por sentado
que hay carreteras hechas de baja velocidad, no de asfalto”.
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