Ejercicio y hedonismo
Por Arturo Texcahua
Hace tres meses tomé una decisión
que no sé si podré sostener por mucho tiempo. La idea es caminar, correr o
jugar baloncesto cada mañana, durante una hora. El médico lo recomendó y
algunos síntomas de alarma evidenciaron su pertinencia. Hacer ejercicio para
quien trabaja sentado frente a la computadora, o lee bien acomodado en un
sillón o acostado en la cama ha sido una tarea realmente difícil. Además, he
tenido que ajustar un poco mi dieta. Menos de esto y más de aquello. Soy un
adicto en recuperación. No sé bien cuál y cómo es mi adicción, pero la tengo.
No puedo vivir sin ocuparme en algún proyecto. Cuando termino uno, concibo de inmediato
algo nuevo.
En estas actividades físicas,
utilizo lo que hoy es costumbre: unos audífonos y un reproductor de música y/o
sintonizador de radio. Para efectos prácticos, y ya que la tecnología lo
permite, recurro a mi teléfono inteligente, my
Smartphone. Al principio escuché solamente las noticias matutinas; después la
programación musical; luego reproduje música con mucho ritmo; ahora combino esas
alternativas con grabaciones que descargo de la Internet, de lecturas de libros,
conferencias, biografías, documentales históricos y científicos, cátedras y
lecciones de inglés.
He descubierto que la música rítmica, en efecto, es perfecta
para realizar ejercicios aeróbicos, como trotar y correr. En cambio, cuando se
práctica gimnasia o se camina es mejor escuchar alguna de las grabaciones mencionadas.
De las noticias, para mí es suficiente con los resúmenes. Lamentablemente lo
que uno escucha es tan monótono, que lo novedoso se vuelve una rutina de situaciones,
acontecimientos y declaraciones muy preocupantes y molestas (en su mayoría) o
demasiado frívolas para merecer realmente nuestra dedicación.
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