Zozohua
Por
Graciela Salazar Reyna
En el norte de
México no se festeja la llegada de los Reyes Magos como en el centro del país,
donde los niños están esperándolos ansiosamente, desde que empieza enero. No
obstante, sobre todo en los últimos veinte años, se ha hecho común partir y departir
en familia o con los amigos la rosca con “niñitos dios” por descubrir y, aunque
suelen perderse en verdaderos actos de magia algunos de ellos, los pequeños
hallazgos sellan, para el siguiente mes, otro motivo de celebración. Han
influido en la adquisición de esta costumbre la migración del sur al norte de
comunidades diversas, las comunicaciones “globalizadas”, los comerciantes de
los súper que casi estandarizan el modo de andar.
De cualquier
modo, muchos no festejaron hoy, porque no tienen gratos recuerdos a flor de
piel, como esos padres que perdieron a sus hijos quemados en la guardería ABC
de Hermosillo, Sonora, el 5 de junio de hace tres años y medio; aún no reciben
satisfacción de la justicia que siguen reclamando sin ser escuchados por las
autoridades. Y esos otros –da cuenta Notimex el pasado cuatro- que denuncia y
documenta la CNDH,
por abuso sexual contra 15 niños, de entre cuatro y seis de edad, en un jardín
de Iztapalapa; que encubre la directora del plantel. Indignante. Sin contar que
del 46% de pobres en nuestro país, aproximadamente el 54% lo constituyen niños
y adolescentes, de cero a 17 años, según la UNICEF
Es difícil
abstraerse de los hechos porque están allí, y es preciso decirlo, evidenciarlo,
para no perder la esperanza en que algún día los adultos de este país y del
mundo velarán por los más débiles y castigarán de modo ejemplar a quienes
abusan sin piedad de quienes no pueden defenderse. Aquí es donde cobra
significado esta piadosa costumbre de aquellos sabios que la creencia popular
ha venido transmitiendo por siglos, a través de Melchor, rey de la luz; Gaspar,
administrador del tesoro; y, Baltasar, protegido por el señor; llegaron de
lejos con humildad a rendir tributo al recién nacido en nombre de la esperanza,
en señal de protección y bien al prójimo. Engarzamos:
“Y como fue
nacido Jesús en Bethlehem de Judea, en días del rey Herodes, he aquí unos magos
vinieron del oriente a Jerusalem, /Diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos,
que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a
adorarle.”
(S. Mateo, Cap.
2)
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