lunes, 21 de enero de 2013

Invierno, violencia en el país y César Vallejo, en Zozohua, por Graciela Salazar Reyna


Zozohua
Por Graciela Salazar Reyna

Ayer y hoy, por la mañana, desde el parquecito de barrio al que acudimos a caminar, para desperezarnos un poco; hemos descubierto que los fresnos, las retamas, huizaches y dormilones están que ansían por aventar sus brotes. En algunos reventaron amarillas como pequeños soles sus flores, también los azahares en los limones; ¿la primavera se adelanta? o ¿es el desenfreno del tiempo que uno se pregunta a diario por dónde corre? La creencia popular acusa que ya no hará frío, según la señal de los árboles; tendremos que esperar, considerando que apenas se cumple mañana el primer mes de invierno, a ver qué nos traen los días siguientes.

Lo que sucede en ese microclima, con las plantas y su entrono, nos toca el ánimo; como también el entusiasmo caliente y la conciencia de los chavos que preparan, para este lunes 21 de enero frente a la Flama de la Verdad en la explanada de la UANL, actos de repudio por el asesinato de Adrián Javier González Villarreal; caído hace unos días, por armas oficiales, “por error”. Recordarán, a propósito, otros de sus compañeros muertos o desaparecidos en los tres años recientes, víctimas de esta guerra sin cuartel que se replica en todo el país, en aras del “combate a la delincuencia organizada”.

Y como es imposible dejar de engarzar las cuentas de la vida interior con las de afuera, quise tomar este motivo cuyo lema ¿Cuántos más?, mueve a los chavos a manifestarse, buscando justicia y conciencias; están invitando a sus compañeros a encontrar una causa a defender, más allá de sus intereses personales. Son, sin lugar a dudas, los motivos que evidencian la vida en este país, la esperanza de la humanidad. Tan significativo para seguir siendo y saberlo. Como solía César Vallejo (1892-1938).

“Hoy me gusta la vida mucho menos, /pero siempre me gusta vivir: ya lo decía. /Casi toqué la parte de mi todo y me contuve /con un tiro en la lengua detrás de mi palabra./ (…) Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga, /porque, como iba diciendo y lo repito, /¡tanta vida y jamás! ¡Y tantos años, /y siempre, mucho siempre, siempre siempre!”.

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