sábado, 17 de mayo de 2014

La unión madre-hijo por Jaime Velasco Luján

La unión madre-hijo
por Jaime Velasco Luján


El niño y la madre forman un sólo ser durante 9 meses, esta conexión se hace mental en el momento del nacimiento y nunca se va a romper mientras vivan, esta conexión mental les dará seguridad a madre e hija (o). El lunes pasado presencié este hecho cuando Nati, una niña de 6 años, leyó Matrioska en la estación de radio-internet de la Secretaría de Cultura del D. F. y su mamá le auxiliò en la lectura, con los diálogos, al final la madre felicitó a la hija porque leyó muy bien. Nati asiste a la escuela Londonderry, compartió la cabina con otra compañera de 5º año y con un abuelo lector; también grabaron un cuento 2 niños de la escuela Alfredo Nobel, ambos de 6º grado; tuve que leer yo, ante la ausencia de otro abuelo lector. El próximo mes volveremos a grabar, aún no sé quienes serán los lectores. La grabación ya está editada y dentro de una semana se transmitirá y nos entregarán el disco. Al final de la sesión, todos salimos satisfechos: los niños estuvieron acompañados de sus padres todo el tiempo, incluso dentro de la cabina. Confirmé lo dicho al principio: los padres y los alumnos forman una unidad. En las escuelas primarias citadas participé en la preparación de lecturas de cuentos y poemas con motivo del Día de las madres. Al Taller de creatividad que realizo en la escuela Londonderry, asisten madres e hijos: las actividades logran ese acercamiento, tan necesario en nuestra sociedad.

LA POESÍA es, según Aristóteles, todo lo que se escribe. No es poesía, cuando se cuenta una historia. La poesía es breve por naturaleza, es decir, apunta directamente al sentimiento del lector. Homero escribió historias rimadas, a ese género se le llama Épico, igual que El poema del mio Cid. La poesía popular como "Mamá soy Paquito", no es poesía, es una historia mal contada, rimada y degradante. Es importante escoger a buenos autores cuando se lee ante el público, por respeto.

Hoy cumplo chorrocientos años, festejaré trabajando: la vida de los escritores es extraña porque siempre están escribiendo, anden donde anden, por la sencilla razón de que se escribe en la mente lo que se pasará a la computadora. Actualmente escribo una novela (Un lugar imaginario), un relato (Historia del no amor), un libro de poemas-homenaje a Borges (Crepúsculo), otro libro de poemas (Cecilia). Mi maestro, Daniel González Dueñas me ha enseñado a trabajar siempre, inclusive los domingos. Por lo anterior casi no acepto invitaciones: falto a mi responsabilidad  si me voy a París, o a Tulyehualco. La vida de un escritor se parece a la de un monje: siempre está confinado; su fortaleza reside en la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y en el trabajo mismo. Antes de escribir cualquier cosa hay que leer, lo más que se pueda.
La semana pròxima hablarè de "La jaula de oro" y el nuevo cine mexicano.


BUENA SEMANA

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