domingo, 9 de diciembre de 2018

Nuevo gobierno, cambios, miedos y esperanzas, por Arturo Texcahua


Nuevo gobierno, cambios, miedos y esperanzas.

Por Arturo Texcahua


Nuevo gobierno federal, nuevas políticas públicas. Todos los aspectos de la vida en México en los que puede intervenir la autoridad son alcanzados. Y de manera indirecta, todo lo demás. La cultura recibirá lo suyo. Como suele ocurrir en estos casos, unos saldrán beneficiados, otros afectados. Mientras a unos les parecen adecuadas las acciones de inminente aplicación y las celebran con gran entusiasmo, otros las consideran erróneas e inaceptables.
Ciertamente, hay muchos rezagos en nuestro país. Por algo nuestra economía es calificada como emergente o en desarrollo o con subdesarrollo. Hay una desigualdad abismal entre ingresos, privilegios y patrimonios. Mientras unos no tienen nada, otros nadan, como rico MacPato, dentro de bodegas repletas de dinero. Existen infinitos pendientes en todo, muchas cosas se están haciendo mal, muy mal. Hay mucho por corregir, enmendar, reencauzar. Pero también hay logros, instituciones consolidadas o en proceso de consolidación, éxitos. Todo eso habrá que conservarlo y no destruirlo.
Se enaltece el consumo, es nuestro dios -lo sabemos- y éste requiere dinero. Los que no tienen quieren tener, quienes lo tienen desean más y más, porque siempre hay nuevos consumos.
Las sociedades son el objeto de todos los experimentos políticos y de todas las teorías económicas. La historia recoge ejemplos muy claros de esta afirmación. No puede ser de otra forma. Hay que poner en práctica las ideas y los planes concebidos en el escritorio. ¿Funcionarán? ¿Qué repercusiones tendrán? ¿Serán positivas o negativas? No podremos saberlo hasta después de aplicarlas. Tanto la economía como la política se alimentan de experiencias. Conocer estas experiencias ayuda, pero no determinan el éxito o el fracaso de una política pública. Siempre hay imponderables, siempre hay contingencias. El factor humano, por ejemplo; las presiones externas; las dependencias y relaciones entre sociedades. No es suficiente ver lo bueno y lo malo que ha ocurrido en otros países. Hay fórmulas que han probado su ineficacia, acciones que llevan sin duda a determinada situación. Se supone que los políticos lo saben, que han estudiado los problemas y tienen soluciones basadas en el conocimiento de los resultados conseguidos en otras partes y de los elementos en juego. Debemos creer que además de la buena fe, poseen la cultura necesaria para darnos contento a los mexicanos.
Todos buscamos la felicidad, aunque para cada uno de nosotros ese concepto signifique cosas distintas. Para algunos esa felicidad podrá obtenerse con situaciones muy básicas, como tener garantizada la alimentación y la vivienda (por muy austeras que éstas sean), acceder a una forma digna de ingresos económicos (por muy mínimos que sean), a vivir en paz, con salud, seguridad y armonía social, bajo el imperio sin matices de la legalidad. Otros están pensando en tener más para comprar más o para hacer más. Se vale. Nadie tiene derecho a imponer su visión del mundo y de condenar las que se le opongan. Venga del extremo que venga, reprobar y, aún más, reprimir, siempre ha salido mal.
Sin duda, todos los cambios crean incertidumbres. Hay esperanza y hay miedo, ambos sentimientos conviven como en cualquier aventura. El tiempo confirmará el acierto de determinadas acciones y hará evidente el equívoco de otras.
Y nosotros, como en todos los lugares y tiempos, seremos los beneficiados o las víctimas. Gozaremos o sufriremos.
Y los políticos tendrán un lugar en la historia (porque la historia la hacemos todos, siempre la hemos hecho, cada día de nuestra vida) por sus buenas o malas decisiones. 
Vamos a ver.

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