La envidiada Rosario
Israel González
En
“Los adioses” (México, 2017), Natalia Beristáin imagina la vida amorosa de
Rosario Castellanos y Ricardo Guerra a partir de lo que la escritora comparte
en poemas, cartas, entrevistas y notas periodísticas, y lo que escribieron
quienes la conocieron.
Sentados
en la amplia mesa del comedor, frente a frente, como en el poema “Ajedrez”,
Rosario (Karina Gidi) y Ricardo (Daniel Giménez Cacho)
emprenden la escritura que a ella se le da –fruto del esfuerzo, la constancia-
con una facilidad pasmosa, lo que origina la rabia del filósofo porque, además,
Castellanos coloca siempre, por encima de todo y de todos, la creación
literaria.
De
clase alta, dedicada a forjar una obra que la ayude a superar traumas de
infancia y el ambiente hostil de la Ciudad de México de los años cincuenta del
siglo pasado, Rosario Castellanos también desea el éxito de la maternidad y de un hombre que la ame
como ella a Ricardo, ciegamente.
Abortos,
discusiones, calmantes y, por fin, un hijo (Gabriel) que le sobrevive, Rosario
finalmente fue derrotada (no en la película, donde casi se insinúa la tragedia
de la lámpara) por la muerte a sus muy prematuros 49 años de edad.
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