sábado, 4 de abril de 2015

¿Las mejores universidades del país? Por Arturo Texcahua

¿Las mejores universidades del país?
Por Arturo Texcahua

Más cuentos para los amanes de la ficción, en este país de las verdades a medias. Son unas encuestas que han dado a conocer los diarios, El Universal y Reforma, que revelan, según ellos, cuáles son las mejores universidades del país. Las encuestas en realidad presentan las carreras mejor valoradas de determinadas instituciones de educación superior, principalmente de su zona central, que es, para efectos de nuestra tradicional apreciación, la única que parece importar. Llama la atención cómo los resultados no coinciden. Las universidades que en una encuesta están en un buen lugar, en la otra no aparecen o están al final de los primeros lugares. La razón, explican los diarios, es la metodología, porque ambas, muy acordes con el espíritu de productividad que anima al sector privado, han basado sus estudios en la opinión (subjetiva) de quienes contratan a los egresados.
¿Hay algún criterio académico en estos resultados? ¿Se han considerado los conocimientos, habilidades y competencias que tienen unos y otros egresados? ¿Se ha evaluado la incidencia de estos egresados en los cambios sociales, políticos y tecnológicos del país? ¿Se ha ponderado la investigación que se realiza en estas universidades en las áreas de las carreras encuestadas?
Se da por sentado que el criterio del sector privado es el mejor para este tipo de evaluaciones. Y eso no es cierto. Ellos tienen su apreciación, pero no es la única que existe. Los egresados de las universidades del país no solamente trabajan para los empresarios. Los planes de estudio no están hechos únicamente para atender los intereses de quienes son poseedores del dinero. También están pensados para atender otras necesidades del país. Es complejo determinar cuáles son los alumnos más preparados y las mejores universidades de México, porque cualquier metodología que se utilice privilegiará determinados criterios y relegará a otros, según los intereses del investigador.

Lo realmente grave es que estas encuestas, divulgadas a lo ancho y largo del país, crean prejuicios y apreciaciones equivocadas en la sociedad, así como rechazos sin fundamentos objetivos entre quienes pueden contratar a los que buscan un empleo con un título en la mano. 

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