Zozohua
Por Graciela
Salazar Reyna
Se va otro poeta, pero se queda, lo sabemos. Rubén Bonifaz Nuño
(1923-2013), entregado por completo a las letras; se deshizo de su cuerpo este
31 de enero. Doctorado en Letras clásicas, fundador del Instituto de investigaciones
filológicas de la UNAM
y profesor, por muchos años, en la
Facultad de Filosofía y Letras allí mismo; miembro de la Academia mexicana de la
lengua, galardonado en múltiples ocasiones por diversas entidades nacional e
internacionalmente. Pero sin duda, junto a su poesía, resulta de gran
significado su trabajo de traducción, empezando con la obra de Virgilio y
Catulo; que es bastante decir, por lo que implica traducir del griego y el
latín.
Es el lenguaje de su poesía, limpio y honesto; cualidad que se
agradece siempre en el terreno de la creación. Lo primero que leí de él,
recuerdo, La flama en el espejo y me
fascinó; me pareció profundo y verdadero “En el núcleo de la rosa múltiple
/nació el sol, y se leyó su nombre”; en el mismo poema se cuestiona “¿Soy
alguien yo, te preguntabas /dentro de lo oscuro, en el silencio /anterior a la
palabra oculta; /te interrogabas alma mía.”.
Ahora al releer algunos de sus textos, secundo el comentario que
hiciera Carlos Montemayor, derivado de su lectura “Hay que agradecer en su poesía –apuntó
Montemayor- la conciencia que acecha como una hierba sagrada desde las plantas
de nuestros pasos -(¿reverdeciendo?-, de nuestra sangre de recuerdos, de
poemas, de cosas”[1]. En su “Semilla del placer, se confirma sin
duda esa conciencia intuitiva casi preconizadora, mucho antes de irse.
SEMILLA DEL PLACER, la muerte /mira, agazapada, en el instante /donde apaga su lengua
roja /algún dolor que fuimos. Risa /de saber que en algo nos morimos, /que algo
para siempre nos perdona. //De escombros nuestros, se encordera /el camino de
la noche en andas /que para morirnos escogemos. /Y se vuelve alegre la ceniza /de
envejecer, y las arrugas /el ramaje son de un tronco alegre. //Se va cayendo la
sufriente /
armazón del temor; inmunes, /cada vez más muertos,
aprendemos; /vencida de la edad, el alma /aviva el seso y se complace /del
cuerpo difunto en que recuerda.”.
[1] Literatura. Material de lectura. http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=58&Itemid=1&limit=1&limitstart=1
(03/02/2013, 22:30 horas)
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