sábado, 18 de julio de 2015

El mito de la hoja en blanco, por Israel González

El mito de la hoja  en blanco

Israel González

Cuando te plantas frente a la hoja en blanco es porque sabes –o cuando menos intuyes- lo que vas a escribir.
La hoja en blanco no es el viejo fantasma con el que atemorizaban los padres de antaño a sus inocentes bebés.
No es el páramo que abre su enorme boca para devorar.
No es el desierto en el que morirás calcinado y sediento.
No es la casa sola y abandonada que cerrará sus puertas por si intentas salir.
La hoja en blanco es la mano cuyas líneas conoces y deletreas, es la casa y el patio que has recorrido una y mil veces, es la semilla azul que has regado con impaciencia y empezará a crecer.


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