lunes, 3 de marzo de 2014

La compañía de los libros, por Israel González

La compañía de los libros
Israel González

No imagino un mundo sin libros o con libros solamente electrónicos.
Basada en la novela del mismo título, de Markus Zusak, “La ladrona de libros” (Brian Percival, Estados Unidos, 2013), reivindica la importancia del libro y de la lectura.
Durante la segunda guerra mundial, en pleno auge del nazismo tratando de imponer la preeminencia de la raza blanca, con las ya conocidas y condenables locuras de la persecución y exterminio de millares de judíos y de la incineración  de libros, Liesel, una niña de sólo nueve años, protagoniza –junto a sus padres adoptivos, Hans y Rosa, y sus amigos Rudy y Max- la resistencia  afectiva e inteligente en un medio en donde la libertad y la vida son casi imposibles.
En tiempos de guerra el miedo inhibe los más altos valores del ser humano. Para salvar la vida se calla, se obedece, se delata, se traiciona todo lo bueno que fue en tiempos de paz.
Salvo excepciones, lo “normal” es dar la espalda al vecino o al amigo en desgracia.
Prisioneros del nazismo que enarbola sus banderas en todas las ventanas, que se mete sin permiso a las casas, que vigila sin dormir, a todas horas, las calles, los susurros, la respiración de sus habitantes, una noche los vecinos son convocados a participar en el triste e indignante espectáculo de la quema de libros.
Azuzados por los líderes irracionales, vociferantes, ciegos, todos son uno solo que canta, que grita consignas, que alimenta sin rubor la pira de libros en el centro de la plaza.
Hasta la pequeña Liesel, que ama tanto los libros, se ve obligada a contribuir.

Del porqué la niña protagonista es la “ladrona de libros” y de cómo los libros nos salvan y acompañan en los peores momentos, hay que ver la película.

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