por Israel González
3/4/2014
Avanzaba y, con él, el coraje, el hartazgo.
De un momento a otro algo en él estallaría; él estallaría, volaría en pedazos.
Sentía llegar la catástrofe; la escuchaba agolparse en sus venas, escalar desde sus pies.
Estallaría como si fuera un tanque de gas.
Se haría añicos como si un auto se estampara en él.
Al atravesar la avenida atiborrada de autos chillantes sintió cómo el coraje, el hartazgo lo hacían –de verdad- explotar.
De un momento a otro algo en él estallaría; él estallaría, volaría en pedazos.
Sentía llegar la catástrofe; la escuchaba agolparse en sus venas, escalar desde sus pies.
Estallaría como si fuera un tanque de gas.
Se haría añicos como si un auto se estampara en él.
Al atravesar la avenida atiborrada de autos chillantes sintió cómo el coraje, el hartazgo lo hacían –de verdad- explotar.
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