¿Por amor?
Israel González
*
¿A qué nos compromete el amor? ¿Por
qué de pronto nos sentimos perdidos entre sus aguas, atrapados en su vorágine?
Quisiéramos huir, perder la razón en el
alcohol al que nos aferramos -oh, paradoja- para salvarnos y para hundirnos.
Pero nada basta. Nada sirve. No hay
bálsamo. No hay mañana. No hay día que con su sol nos abrace. No hay pasto
prodigioso. No hay vaso de agua. No hay palabras.
*
ÉL no miente. Él explica a su mujer
que ama a otra y que vive con ella. La mujer responde que no importa, que ella
esperará.
En aquel pueblo de Oaxaca el padre de
Rigoberto vive con sus dos mujeres, en la misma casa.
¿A qué nos compromete el amor?
*
Escribió Fernando Benítez:
La carne es el único dios de los
hombres. Es el dios que más nos esclaviza y más nos humilla. Nos hace caer de
rodillas, arrastrarnos implorantes, aullar en la noche, renunciar a nuestra
dignidad, porque puestos a elegir entre el dominio solitario y el amor y sus
debilidades vergonzosas, siempre nos quedamos con éste.
*
Después del gran amor, cuánta
distancia, cuánta indiferencia. Un día creyó imposible vivir sin él. Creyó
morir. Lloró como en la canción de Maná: todo un río. Ningún sol lo
calentaba. Ninguna palabra lo animaba. Pobrecito de él que se hundía. Pobrecito
de él que le habían arrancado lo más preciado, lo que ya nunca volvería a
poseer.
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