Crónicas literarias
por Arturo Texcahua
La academia me ha tenido muy ocupado. Desde el año pasado he estado muy activo en este terreno. Eso, por supuesto, me ha distanciado de otros quehaceres que igualmente disfruto: escribir, asistir a actividades culturales, conversar con los amigos.
El lunes 28 fui a la Casa de Cultura de San Mateo Xalpa, en la parte sur poniente de Xochimilco, cerca del reclusorio sur y camino a Topilejo. Allí, junto a la iglesia del pueblo, se encuentra este centro cultural que se distingue porque cada año prepara una gran ofrenda. En esta ocasión está dedicada a tres personajes, dos de nuestra cultura popular: el luchador Cavernario Galindo y el ilustrador José María Posada, y un personaje local casi olvidado: el cantante y compositor Alejandro Ferra García. Del Cavernario Galindo se exhibe el traje que utilizaba a veces, confeccionado en una tela que parece piel de algún felino salvaje, además de una chamarra que se dice fue la utilizada por Pedro Infante en la famosa película A toda máquina y que se la regaló al “salvaje” luchador. También se exhiben muchas fotografías de diversos momentos de la vida del compañero de El Santo, acompañado de otros personajes de nuestra historia.
Con respecto a Posada, sobresale un mural hecho ex profeso para la ocasión.
El mérito es, principalmente, de la administradora del lugar, Linda García, quien se desvive, cada año, por hacer de esta ofrenda la más sobresaliente actividad de su agenda. Para ello busca apoyos económicos (todos cooperan con algunos pesos y llevan papel de china y otros materiales) y manuales de los alumnos de los talleres que se dan en el lugar, de los profesores que los imparten, de los padres de familia, de sus familiares, de los vecinos y de los amigos (que por fortuna tiene muchos), y de quien se pueda, porque de las autoridades delegacionales tiene su salario (que la verdad es muy raquítico para la responsabilidad que carga), y algunos otras ayudas nada extraordinarias, pues, como siempre, NO HAY DINERO para cultura o hay muy poquito.
En el acto de inauguración me encontré a Rosa María Flores Urrutia, la encargada de cultura de la Delegación Xochimilco, quien también llegó tarde a la inauguración, como yo, aunque todavía un poco más tarde. La saludé. Teníamos mucho que no nos veíamos. Le pregunté sobre su salud. Fue una pregunta ociosa, pues la mujer no mostraba tener ningún padecimiento, pero era un acto cortésmente correcto. Por los días en que estábamos en la feria los museos en Coyoacán, en julio pasado, la mujer luchaba contra la calaca en el hospital López Mateos. Qué bueno que la libró. Hay un distanciamiento no enunciado, pero manifestado en los hechos, derivado de la publicación a principios del año del libro Crónica de una celebración, donde publiqué una crónica muy crítica de Carlos Bravo Vázquez, elegida por el jurado. En ese texto se habla mal del delegado Miguel Ángel Cámara y de ella. No le gustó y una de sus asistentes me mandó a decir que asumiera las consecuencias, que las habría. Una de ellas fue que un día fui a las oficinas para platicar con ella, e hizo como si yo no existiera aunque me vio, me escuchó y me tenía a dos metros de distancia. Su secretaria me dijo que estaba muy ocupada, que regresara otro día. Bueno. Yo también estaba muy ocupado y ya no pude regresar. Los burócratas creen que solamente ellos están ocupados. Por lo demás, todo el año me ignoraron (y seguramente me seguirán ignorando) y no me invitaron a nada (y seguramente lo seguirán haciendo). Dicen que la verdad no peca, pero cómo incomoda.
Le pregunté sobre el Consejo de Cultura, me dijo que seguramente en noviembre se convocaría a una reunión, la única formal en todo el año, para ver cosas presupuestales. Yo creo que solamente para cubrir las formas. Pero me hizo ver que no me invitaría. Convocaremos a las tres personas con las que hemos estado trabajando, me puntualizó. ¡Aaah!
La última vez que la había visto había sido en la inauguración de una exposición en el vestíbulo del edificio delegacional. Le hablé de mi proyecto de solicitar el apoyo de las autoridades de esa delegación para realizar dos ferias del libro en el centro histórico de Xochimilco. Me dijo que adelante, aunque me advirtió que no había recursos, que a cultura no le dan nada y que me apurara porque quien sabe si pudieran dar algo. El apoyo sí, pero el dinero no. Bueno, a ver qué hacemos.