jueves, 3 de enero de 2019

Roma, un largo y bien logrado poema cinematográfico, por Israel González

Roma, un largo y bien logrado poema cinematográfico
Israel González




“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; 
el adjetivo, cuando no da vida, mata.” 
Vicente Huidobro,  “Arte poética”

“Tal vez amar es aprender
 a caminar por este mundo.” 
Octavio Paz

Una buena imagen sugiere, dice sin decir, comunica mejor; por eso el  experimentado director de cine, el mexicano  Alfonso Cuarón, nos acerca a ellas en primer plano en su más reciente película (“Roma”, México, 2018) para que podamos tocarlas con los ojos, acariciarlas con la imaginación.
Además de las hermosas imágenes en blanco y negro que despliegan sus alas una tras otra mientras la historia avanza sin tropiezos, sobresale la actuación fresca, natural de Yalitza Aparicio (Cleodegaria, Cleo, la trabajadora doméstica indígena) y la de Jorge Antonio Guerrero (Fermín) y Marco Graf (Pepe), el niño más pequeño de los cuatro hijos de la señora Sofía (Marina de Tavira) y el señor Antonio (Fernando Grediaga), los “patrones” de Cleo.
En una entrevista para el noticiero matutino de canal 40, uno de los colaboradores (¿Nicolás Celis, Galo Olivares?) de la cinta explicó a la entrevistadora que para el trabajo de filmación tuvo presente el verso de Huidobro “el adjetivo, cuando no da vida, mata”. Y es que, como en un poema, en un gran trabajo de síntesis, había que desechar los adornos y dejar sólo las imágenes imprescindibles, las que sugieren, las que engloban muchos mundos en uno.
Literatura y cine se nutren mutuamente y “Roma” es un ejemplo de ello: además de ser una historia de solidaridad (la señora Sofía cobija el embarazo de Cleo; Cleo salva a los niños de morir ahogados) con momentos violentos (Fermín, el joven paramilitar, embaraza a Cleo y la abandona) y tiernos (Pepe juega a estar muerto, a que era un adulto, etcétera) y hasta graciosos (el profesor Zovek –Latin Lover- de visita en el campo de entrenamiento de los jóvenes paramilitares), es un largo (dura más de dos horas que no se sienten, que no defraudan en ningún momento al espectador) y bien logrado poema cinematográfico.


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