Sólo Dios sabe
Israel González
Si tiene todo en casa, ¿por qué la adolescente de
diecisiete años se prostituye?
En un programa reciente de “Diálogos en confianza”,
uno de los especialistas comentaba sonriente que él para explicar lo
científicamente inexplicable recurría a la frase “sds” (sólo dios sabe).
Después de aquella declaración del dermatólogo pensé
en el quiste sinovial: aparece de pronto y se puede quedar allí toda la vida o
desaparecer tal como llegó. Y los médicos no saben por qué.
En el largometraje “Joven y bella” (Francois Ozon,
Francia, 2013), la adolescente Isabelle comienza a prostituirse con hombres
mucho mayores que ella.
Al parecer, los muchachos de su edad no la
satisfacen ni aun sus novios cariñosos y tan apetecibles como ella.
Dinero, diversiones, libertad, buen trato de la
madre, del padrastro y del hermano menor y una escuela con una buena amiga en
quien confiar, los hay.
Pero Isabelle prefiere el riesgo, la aventura:
transformarse en la calle en mujer fatal y correr a los hoteles a tener sexo
con desconocidos.
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