domingo, 8 de diciembre de 2013

Cuando la investigación te mira a los ojos, por Arturo Texcahua



Cuando la investigación te mira a los ojos*
Arturo Texcahua


Mediante la investigación los estudiosos de un objeto o de un fenómeno obtenemos información, confirmamos sospechas, descubrimos datos ocultos entre documentos olvidados o en fuentes intocadas, profundizamos en el conocimiento de un tema, encontramos ideas, enfoques y explicaciones que iluminan nuestro raciocinio y nos permiten alcanzar nuestros objetivos.
Sin embargo, la investigación solamente es un medio, no un fin. Es un proceso que nos ayuda a obtener lo que buscamos. Es una indagación que puede ser aleatoria, es decir, sobrevenir de manera imprevista, acorde a sucesos inesperados; esto suele pasar con las investigaciones policiacas o cuando se intenta explicar un accidente. En esas ocasiones se presenta como una necesidad que inspira determinadas acciones no planeadas, pero que sí requieren, de sus oficiantes, antecedentes generales, técnicas y métodos previamente adquiridos. Situación distinta se da en el terreno académico; para definir esta búsqueda antes hay que hacer una investigación. En el caso de quienes estudiamos las letras, primero nos acercamos a los libros y lo que hay alrededor de ellos, aprendemos de historia, de filosofía y de las interpretaciones teóricas que explican al texto literario y cómo acercarnos a él. Además nos allegamos de conocimientos de disciplinas que nos puedan auxiliar a comprender los distintos sentidos de un texto. En el camino utilizamos el análisis como rutina imprescindible, la técnica como palanca, el método como disciplina.
Al precisar el objetivo central de nuestra investigación, la mitad del trayecto se antoja realizado. Esa, al menos, ha sido mi experiencia. Hay autores, temas y periodos que han atraído mi atención después de conocerlos y estudiarlos. Así llegué a la revista El Rehilete, publicación mexicana de la década de los sesenta del siglo XX. Había leído novelas e información de autores de estos años. Beatriz Espejo estaba entre ellos. Un día me convertí en su alumno y tuve la oportunidad de platicar de este periodo. Me contó cómo de manera independiente había editado la revista literaria durante varios años. Su testimonio me animó a buscar la publicación en la biblioteca y leerla, posteriormente haría una amplia investigación al respecto que produjo una tesis de maestría. Al efectuar esta investigación conocí varios de los componentes del sistema literario mexicano. Unas declaraciones de Emmanuel Carballo publicadas en su Diario público me inspiraron reflexiones e indagaciones sobre lectores y libros editados en México. De estas pesquisas se desprendió mi acercamiento al tema del canon literario en el que hoy estoy inmerso.

* Fragmento del ensayo publicado en el libro Convergencias y divergencias, compilación de Luis Quintana Tejera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario