Cuando la investigación te mira
a los ojos*
Arturo Texcahua
Mediante la investigación los
estudiosos de un objeto o de un fenómeno obtenemos información, confirmamos
sospechas, descubrimos datos ocultos entre documentos olvidados o en fuentes
intocadas, profundizamos en el conocimiento de un tema, encontramos ideas,
enfoques y explicaciones que iluminan nuestro raciocinio y nos permiten
alcanzar nuestros objetivos.
Sin embargo, la investigación
solamente es un medio, no un fin. Es un proceso que nos ayuda a obtener lo que
buscamos. Es una indagación que puede ser aleatoria, es decir, sobrevenir de
manera imprevista, acorde a sucesos inesperados; esto suele pasar con las
investigaciones policiacas o cuando se intenta explicar un accidente. En esas
ocasiones se presenta como una necesidad que inspira determinadas acciones no
planeadas, pero que sí requieren, de sus oficiantes, antecedentes generales,
técnicas y métodos previamente adquiridos. Situación distinta se da en el
terreno académico; para definir esta búsqueda antes hay que hacer una
investigación. En el caso de quienes estudiamos las letras, primero nos
acercamos a los libros y lo que hay alrededor de ellos, aprendemos de historia,
de filosofía y de las interpretaciones teóricas que explican al texto literario
y cómo acercarnos a él. Además nos allegamos de conocimientos de disciplinas
que nos puedan auxiliar a comprender los distintos sentidos de un texto. En el
camino utilizamos el análisis como rutina imprescindible, la técnica como
palanca, el método como disciplina.
Al precisar el objetivo central de
nuestra investigación, la mitad del trayecto se antoja realizado. Esa, al
menos, ha sido mi experiencia. Hay autores, temas y periodos que han atraído mi
atención después de conocerlos y estudiarlos. Así llegué a la revista El
Rehilete, publicación mexicana de la década de los sesenta del siglo XX.
Había leído novelas e información de autores de estos años. Beatriz Espejo
estaba entre ellos. Un día me convertí en su alumno y tuve la oportunidad de
platicar de este periodo. Me contó cómo de manera independiente había editado
la revista literaria durante varios años. Su testimonio me animó a buscar la
publicación en la biblioteca y leerla, posteriormente haría una amplia
investigación al respecto que produjo una tesis de maestría. Al efectuar esta
investigación conocí varios de los componentes del sistema literario mexicano.
Unas declaraciones de Emmanuel Carballo publicadas en su Diario público
me inspiraron reflexiones e indagaciones sobre lectores y libros editados en
México. De estas pesquisas se desprendió mi acercamiento al tema del canon
literario en el que hoy estoy inmerso.
* Fragmento del ensayo publicado en el libro Convergencias y divergencias, compilación de Luis Quintana Tejera.
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