domingo, 20 de mayo de 2018

El vino, por Jaime Velasco Luján

El vino


Jaime Velasco Luján

Cuando llegué a la presentación de libro, el jueves, libro acerca de la educación durante los pasados años, el moderador me preguntó:
—¿Quién eres?... ¡Ah, tú eres el del vino!... Quien puso el anuncio en La jornada.
—Sí. ¿Qué tiene de malo?
—El director nos mandó llamar, nos dijo que no se podía tomar vino dentro de una institución educativa.
—Es un brindis, no una borrachera.
—De todos modos.
El público presente estaba conformado por 2 profesoras y sus respectivos grupos de alumnos, además de los compañeros de la generación 1965-67 de la Escuela Nacional de Maestros.
Yo creo que desde el principio les caí mal porque me preocupaba que no entendieran y debía preguntarles y, si no sabían, ponerlos en antecedentes. Empecé:
—Noam Chomsky dice que las escuelas, desde el kinder hasta la universidad están hechas para domesticar al ciudadano, para que éste sirva al sistema, y que, sólo quienes se dan cuenta de esta trampa se vuelven críticos del sistema... ¿Saben quién es Chomsky, verdad?
Nadie dijo nada, así que expliqué quién es. 
Proseguí:
—El libro que presentamos ahora está escrito en prosa. ¿Conocen la diferencia entre poesía y prosa, verdad?... La prosa apela a la razón; la poesía a la emoción.
Caí más gordo.
Terminé diciendo:
—Tom Wolfe y Truman Capote, con sus obras, borraron la diferencia entre periodismo y novela, sobre todo con el libro A sangre fría, que trata de la vida de 2 jóvenes que matan a una familia completa para robar...
Silencio.
—Por lo anterior se puede decir que ya no hay géneros literarios, por ejemplo, hoy no se puede escribir una novela al estilo de Cervantes, de Balzac o de Rulfo porque nuestra sociedad es un caos, caos que se puede reproducir, en una novela, sólo parcialmente... 
Para terminar:
—Ahora, regalaré un libro a quien me diga la definición de poesía.
Silencio.   

Nos dirigimos a la sala de maestros, escondiendo las botellas y finalmente, brindamos, había bocadillos y sirvieron más vino, de pronto, alguien que había tomado de más, se me acercó y dijo:
—De todo lo que dijiste no entendí ni madres...



BUENA SEMANA

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