Noviembre
Israel González
Llegó sin avisar noviembre frío;
se coló hasta la cama, y en el espejo
su vaho tembloroso dejó un dejo
de silencio, de muerte y de vacío.
Sus cenizas regó y en desvarío
abandonó la estancia, y el entrecejo
clavó en el corazón del pobre viejo
que más solo quedó y aún más sin brío.
La cama está más sola que la luna;
el patio ya no existe ni la sala;
en el jardín no crece ni una tuna.
Desvencijada y sola y sin fortuna,
la mirada del hombre ya no exhala
sino el hedor que sale de una tumba.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Noviembre Israel González
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