lunes, 25 de mayo de 2020

El mezquite, por Israel González


EL MEZQUITE

Israel González

Parecía desbarrancarse, sufrir en los meses de más agobiante calor; pero continuaba allí, solo, erguido, rugoso, calcinado de tantos junios vividos.
Desde el inicio del camino de piedra se divisaba en lo alto: grueso, viejo, cansado. La mitad de sus raíces pendía en el vacío y, la otra, se aferraba con fuerza al terreno ardiente.
Ningún viento había podido con él, ninguna sequía.
Era el árbol predilecto de los zopilotes, las lagartijas y las avispas, y el refugio seguro del polvo y las alimañas.
En los días de seco calor pedregoso, era la viva imagen de la desolación.